La comunidad mapuche Millaqueo, de la provincia de Neuquén, en sociedad con un privado, está desarrollando el primer proyecto de energía renovable del país y el primero de América Latina que incorpora a una comunidad originaria. Ya lograron su licencia ambiental.
Patricio Zapata, ex presidente de “Cla Nehuen Antú” y ex Lonko de la comunidad mapuche Millaqueo, caminaba despacito, era pícaro e inquieto. Hizo mucho por su comunidad y fue una gran inspiración para sus pares y para sus hijos. Fallecido el año pasado, Patricio pensaba que este proyecto iba a ser “un punto de inflexión para nuestra comunidad” y mas tarde la comunidad confió el mismo a una de sus hijas, Stella.
Stella tiene avanzada la carrera de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Comahue y cursa la Tecnicatura en Planificación Ambiental. Va sumando herramientas a sus tareas diarias.
El desafío del parque solar está en etapa de desarrollo avanzado y con 18 MW de potencia instalada, se convierte en el primer proyecto solar fotovoltaico de América Latina que incorpora a una comunidad indígena como socia accionista.
Está ubicado a 30 kilómetros de la ciudad de Zapala, en la provincia de Neuquén, y su consorcio desarrollador está integrado por la firma Sustentar Energía, con experiencia de desarrollo de más de 4200 MW de energía renovable, la comunidad mapuche Millaqueo, dueña de la tierra, y Meliquina, una co-desarrolladora de proyectos enfocada en transición energética justa. Implica 18 MW de capacidad, usufructo de la tierra por 30 años y la factibilidad Técnica del Ente Provincial de Energía de Neuquén (EPEN).
“Involucrar a las comunidades como socias y dueñas en el negocio lleva a mejores resultados para el proyecto, los desarrolladores, los inversores y la población local”, sostienen desde la firma Meliquina.
“Las fases de construcción generan empleo a corto plazo (que suele durar unos 12 meses) y oportunidades de contratación temporal para empresas locales, mientras que las fases operativas ofrecen un empleo continuo mínimo, principalmente en mantenimiento y seguridad.
Además, estas asociaciones “ofrecen a las empresas de energía ventajas estratégicas clave como el impacto social positivo demostrable, mitigación de riesgos, reduciendo la probabilidad de oposición social a través de acuerdos de propiedad transparentes y alineación de intereses; diseño en codesarrollo aportando las partes sus conocimientos tradicionales desde la etapa de prefactibilidad, permisos acelerados, facilitando aprobaciones regulatorias más rápidas y procesos de permisos más fluidos cuando el apoyo local es fuerte, y acceso más amplio a la financiación, entre otros”, suman.
Matias Dumais, técnico que acompaña desde Meliquina, sostiene que tiene “mucho recorrido con comunidades rurales y estoy enamorado del proyecto por lo que significa, y eso me hace venir con toda la energía cada semana”.
“Ya hemos atravesado la audiencia pública y hemos logrado el permiso de impacto ambiental, dos pasos muy esperados que nos acercan cada vez más a la concreción del proyecto”, agrega.
Señala que “la comunidad Millaqueo puede ser una punta de lanza para mostrarle a las demás comunidades que se puede”.
Blas Ortiz, lonko de la comunidad, cuenta que “desde 2017 comenzamos con este proyecto y tuvimos la oportunidad de ser continuadores de la idea”. “Han ido marchando las cosas”, asegura y afirma que este “es el futuro de la comunidad, que podrán disfrutar nuestros hijos y nietos “.
Nora Romero Inal Lonko lamentó no haber podido compartir estas instancias con Patricio, y reconoció el acompañamiento de mucha gente cercana a la comunidad, de distintos ámbitos. “Tener la titularidad de la tierra fue uno de los pasos más importantes en la comunidad y seguir con lo que hoy estamos concretando, es una alegría”, asegura.
Stella, actual presidenta de “Cla Nehuen Antu”, que es la sociedad vehículo con la que están desarrollando todo el proyecto “Antu”, sostiene que “hace un año que estamos dando pasos importantes con la audiencia pública primero y la licencia ambiental después”.
“Queremos seguir desarrollando habilidades como equipo de trabajo para las generaciones que siguen”, afirma. “Como socios accionistas hemos pasado de criar animales a manejar hoy un glosario de términos financieros, de desarrollo, con los que empezamos a recorrer otro camino y articulando con empresas y organismos hemos desarrollado muchas habilidades y fundamentalmente el dialogo”, agrega.
“Vemos mas allá de un ingreso económico, esto es para lo que vienen después”, afirma. Adela Acuña, Werken (secretaria), sostiene que “cada paso ha sido importante”, aunque en un principio le costó entender de qué se trataba.
La licencia ambiental obtenida les permite culminar con los permisos que se requieren en la secretaria de Ambiente y Recursos Naturales de esa provincia, que es la autoridad de aplicación. El proyecto Antú fue evaluado y se aseguró que no tiene implicancias negativas para el ambiente ni para los recursos naturales.