En medio de los armados contrarreloj que dejó el cierre de listas bonaerenses, una curiosidad pasó casi inadvertida entre tanto ruido político, y es que tres productores agropecuarios de carne y hueso, con historias propias y trayectorias dispare, fueron elegidos por María Eugenia Talerico para encabezar listas seccionales de su espacio Potencia, una de las tantas expresiones de la llamada tercera vía libertaria.
Se trata de nombres que, al menos en los papeles, no vienen del aparato partidario ni del oportunismo político clásico. Aunque en algún caso, habría que mirar más de cerca.
Por la cuarta sección electoral, la que abraza el oeste agrícola bonaerense, aparece como primera candidata a senadora provincial Andrea Passerini, tambera de Carlos Casares. Es licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, pero hace años se instaló en el campo familiar y aprendió, a fuerza de ensayo y error, el oficio del tambo, que funciona todos los días, sin feriados ni domingos.
Passerini fue dirigente en CRA y CARBAP, donde coordinó la comisión de lechería. Desde allí supo exponer con firmeza los problemas de un sector que de dificultades sabe mucho, producto de un histórico quebranto entre sus productores. Pero también escribió libros y defendió la ruralidad con sensibilidad literaria.
No es común ver a una tambera que cita a Galeano o escribe poesía. Por eso mismo, su ingreso a la política formal no sorprende, pero sí interpela.
En la séptima sección, que incluye distritos como Bolívar y Olavarría, el que vuelve al ruedo es Pedro Vigneau, productor de Bolívar, economista agrario, y habitué de cargos dirigenciales. Presidió Aapresid, la Asociación de Productores de Siembra Directa y fue también presidente de Maizar, la cadena productiva del cereal.
Durante el gobierno nacional de Macri, fue funcionario en Agricultura. Con Milei volvió, esta vez bajo el ala de Fernando Vilella, a quien acompañó como subsecretario en los primeros meses. Pero el idilio duró poco. Cuando Juan Pazo desembarcó con fuerza en la Secretaría de Bioeconomía, Vigneau fue, como Vilella, empujado a los márgenes. Vigneau ahora busca reinventarse como senador provincial.
La tercera apuesta productiva de Talerico aparece en la segunda sección, donde Ariel Bianchi, productor de Conesa, encabeza la lista de diputados provinciales. Ingeniero agrónomo, fue achicando su escala agrícola desde 2008 hasta dejar la actividad hace tres años. No por decisión estratégica, sino porque los números no cerraban más. Hoy se dedica a la ganadería y se siente parte de ese universo de productores autoconvocados que nunca encontraron eco en las gremiales tradicionales.
Bianchi es polémico, y suele denunciar que el modelo fiscal actual empuja a los pequeños productores a vender sus campos o desaparecer. Y que el discurso oficial sobre competitividad no tiene correlato en los pueblos rurales. “El productor chico ya vendió todo”, dijo hace poco en una entrevista radial. Es, sin duda, el más visceral del trío.
¿Se abre así una nueva vía para que el campo tenga voz propia en la política? Tal vez. Aunque la experiencia indica que no alcanza con haber estado en la trinchera agropecuaria para representar con fidelidad a quienes todavía siguen allí.
después de hacer un poco de espamento como “ruralistas” se presentan para integrar la casta y dejar de laburar. bien pensado