Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) ya son obligatorias en uno de los sectores más complicados que es el frutihortícola. Sucedió porque entró en vigencia la Resolución 5/2018, publicada en noviembre del 2018. Esa norma incorporó en el Código Alimentario Argentino (CAA) a partir del 2 de enero de 2020 las BPA para los productores de frutas, lo que se extenderá al sector hortícola desde el 4 de enero de 2021. El objetivo oficial es promover la inocuidad de los productos frutihortícolas y lograr alimentos aptos para el consumo humano sin dañar el ambiente.
En el cinturón frutihortícola de Mar del Plata, debido sobre todo a la presión social, de las buenas prácticas se habla hace rato. “Ya tenemos casi 11.000 hectáreas certificadas a través del INTA y hemos logrado medir digitalmente la superficie bajo invernadero, al tiempo que hay un trabajo grande en capacitaciones, lo que nos da un cordón muy importante con una calidad muy buena de productos”, dijo a Bichos de Campo Ricardo Velimirovich, titular de la Asociación Frutihortícola de Productores y Afines de General Pueyrredón.
El dirigente recalcó que “tenemos pruebas de laboratorio de parte de la Municipalidad, y de hecho, es la única de la región que hace este tipo de pruebas hace muchos años, lo que marca la calidad del tipo de producto que comercializamos acá. También diseñamos un sello de calidad, y aunque estamos trabados en la parte comercial, la realidad es que vamos por buen camino”.
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Pero no todo es un camino libre de espinas. Respecto a los escollos que surgen para implementar las BPA, el dirigente frutihortícola dijo que “el problema es que hay una falta del Estado por llegar a los productores en general”. Es decir, desde los gobierno se exige a los productores, pero no se acompañaría como es debido.
“Son muchos los productores y pocos los profesionales e ingenieros que certifiquen tal como pide la legislación de BPA. De modo que ahí tenemos la principal problemática, que no nos alcanzan los profesionales para certificar en cada uno de los campos. Es ahí donde hay que trabajar y el Estado debe poner su parte”, indicó el dirigente futihortícola.
De todos modos, para Velimirovich, “no es difícil implementar las buenas prácticas. Hay que poner más atención al momento de preparación de los productos. Por ejemplo, no se acostumbraba a hacer análisis de los pozos de agua propios. Es una cuestión de dedicación y de hacer cosas que antes no se hacían por costumbre, de darle relevancia a estos temas”.
“Con las aplicaciones (de agroquímicos), que es donde más problemas tuvimos, nos basamos en dar capacitaciones teóricas y prácticas, y hoy casi todos los productores tienen su título de aplicador”, describió.