El Ministerio de Agricultura de Brasil (Mapa) autorizó el lunes el uso de 51 nuevos agroquímicos en ese país, y así el número de productos liberados en los siete primeros meses del gobierno de Jair Bolsonaro alcanzó el récord de 290. Aunque en muchos casos estas liberaciones se realizaron extremando las precauciones para que el uso de algunos insecticidas no afecte a las poblaciones de insectos polinizadores, organizaciones ecologistas como Greenpeace denunciaron que el gobierno de Bolsonaro se propone “inundar de veneno” el país.
Con una resolución publicada en el Boletín Oficial brasileño se llegó a un récord de 290 agroquímicos autorizados en lo que va del 2019. Esta cifra supera las 229 liberaciones en el mismo período de 2018, año en que Brasil, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de alimentos, estableció un récord en la autorización de nuevos agrotóxicos, con 422 en total.
En 2017 se habían autorizado 405 nuevos fitosanitarios en Brasil, mientras que en 2016 fueron 277 y en 2015 al menos 139, según informó la agencia EFE.
El Ministerio de Agricultura atribuyó esta aceleración en la liberación de los agroquímicos a las medidas adoptadas para reducir la “burocracia” en los procesos de registro y regulación de ese tipo de insumos.
Según el Ministerio, el objetivo de la liberación de nuevos plaguicidas es ofrecer a los agricultores “alternativas de control más eficaces y con menor impacto al medio ambiente y a la salud humana”. La cartera argumentó, además, que pese al aumento del número de agroquímicos regulados, la venta de los productos cayó en los últimos años.
“El hecho de que existan más marcas disponibles en el mercado no significa que el uso de este tipo de productos en el campo vaya a aumentar. Lo que determina el consumo es la existencia o no de plagas, enfermedades o plantas dañinas. Los agricultores quieren usarlos menos en sus plantaciones pues los defensivos son caros y representan el 30% de los costos de producción”, alega el Ministerio.
Para Greenpeace, sin embargo, el elevado número de plaguicidas autorizados en el gobierno de Bolsonaro obedece a la decisión de entregar el control del Ministerio de Agricultura a representantes de los grandes productores.
“Podemos producir sin agrotóxicos, en equilibrio con el medio ambiente y respetando la salud de las personas. Pero las decisiones del gobierno sobre el asunto ignoran esto y ponen al pueblo brasileño en riesgo”, aseguró el director de la campaña de Greenpeace para la Alimentación y la Agricultura, Iran Magno.
Para Greenpeace, el gobierno de Bolsonaro se propone “inundar de veneno” a Brasil, ya que cerca de la mitad de los plaguicidas autorizados es considerado como “extremadamente tóxico” y una tercera parte está prohibido en la Unión Europea.
Entre los 51 nuevos productos liberados, figuran siete que tienen como principio activo el sulfoxaflor, sustancia que algunas investigaciones científicas consideran como responsable por la reducción de las poblaciones de abejas. Otros 44 son “equivalentes”, es decir genéricos que utilizan el mismo principio activo de plaguicidas originales ya autorizados en Brasil.
Las autoridades dijeron que solo 6 de los nuevos productos aprobados esta semana tendrán una serie de restricciones para su uso. Y recordó que en general el uso de insecticida en Brasil debe seguir las pautas establecidas para la mitigación del riesgo para los insectos polinizadores, como la restricción de la aplicación en los períodos de floración de los cultivos, el establecimiento de dosis máximas y las distancias mínimas de aplicación. “Estas restricciones se encuentran en las etiquetas de los productos y se establecen de acuerdo con cada ingrediente y cultura”, dijo el Mapa.