La seca pone en evidencia la clara relación entre el devenir del sector agropecuario y el resto de la economía argentina. La sociedad conoce poco de lo que pasa en el campo, pero este año la falta de trigo, soja, maíz; más las subas de costos y precios en las cadenas de las carnes y lácteos se hacen sentir en el bolsillo de los argentinos y también en la macroeconomía.
El año pasado la carne fue uno de los productos que más colaboró para que la inflación no fuera mayor y no llegara -por poquito- a 100%. Pero todo termina al fin y en el arranque del año se dio una recomposición de las cotizaciones ganaderas, que llevó al gobierno a renovar el acuerdo de precios con los frigoríficos para colocar 18 mil toneladas de cortes baratos en supermercados.
Para el economista y jefe de Research de Ecolatina, Santiago Manoukian, esto no mueve la aguja ya que el acuerdo es por un volumen que no llega al 10% de lo que se consume internamente. Por otro lado, aclaró que los sectores más desfavorecidos de la sociedad compran en comercios de barrios en los que prima la informalidad. “El 75% de la carne se vende en carnicerías y autoservicios y ahí la formalización es un problema”, indicó el especialista.
Además, “cada 10% que aumenta la carne vacuna, en el Índice de Precios al Consumidor suma 0,5%, y eso se ve en la primera quincena de febrero. En nuestra consultora registramos en ese período un aumento de 20% y eso suma un punto a la inflación promedio”, afirmó el economista.
Recientemente la consultora difundió su propio Índice de Precios al Consumidor, el cual registró un aumento mensual para la carne vacuna del 26%, agregándole 1,3 puntos porcentuales a la inflación del mes pasado.
El analista agregó que si el año pasado la carne vacuna fue ancla inflacionaria, en el inicio de 2023 “vemos una reversión de ese proceso y ese es uno de los riesgos que enfrenta el gobierno, porque incluso dentro del programa Precios Justos es difícil que pueda controlar productos cuya oferta está condicionada por el clima, y la carne es uno de ellos”.
Manoukian dijo que tanto el acuerdo de precios de la carne como los programas como Precios Justos son medidas que “mitigan pero no sirven para bajar la inflación, puede ayudar a morigerar por un tiempo pero luego se da vuelta la situación”.
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Pero hay más inconvenientes para que todo esto funcione: “la promesa del gobierno es brindar a las empresas divisas en el mercado libre de cambios pero como no las tiene se podrían resquebrajar esos acuerdos y también ahí tiene poco margen para controla la inflación”.
La falta de divisas es otro de los grandes problemas de este año. La caída en la liquidación del sector agroindustrial recién arranca, pero ya se siente fuerte. Este año faltarían -según cálculos privados- unos 14.000 millones de dólares por la baja en la producción de granos.
“El frente cambiario va a mostrar este año muchas más dificultades. El gobierno se comprometió a acumular 4.800 millones de dólares y también debe hacer pagos netos al FMI de lo que nos va a girar este año”, lo que no pasaba desde 2018.
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Como si esto fuera poco, desde el arranque de 2023 el Banco Central pierde reservas: “El BCRA acumula pérdidas por 1.000 en enero y van 900 millones de dólares en febrero”, explicó el economista.
“La meta de reservas debe cumplirla en marzo-abril y ahí surge el interrogante sobre si el gobierno instrumentaría un Dólar Soja 3. Pero la cosecha gruesa está disponible más tarde habitualmente, y encima vino demorada, lo que agrega incertidumbre cambiaria. Por esto el gobierno se vería obligado a pedir un waiver o perdón si no cumple con la meta acordada con el FMI”.
La caída en la generación de dólares, “le quita al gobierno la posibilidad de financiar a otros sectores deficitarios y eso repercute en la actividad económica, en el PBI, lo que se sumará al sesgo contractivo de la política económica del gobierno, que deberá mantener las tasas en términos positivos reales y donde no habrá márgenes para tener el gasto público alto”.
Todo esto en un año electoral en el cual el gobierno intentará sostenerse en el poder y al mismo tiempo la oposición arrebatárselo. Nadie da por ahora explicaciones algunas -de un lado u otro- de qué medidas tomarán en caso de ser elegidos para salir de semejante crisis económica.