Durante el encerramiento obligatorio global creció de manera importante el consumo de vino en muchas regiones del orbe. Para muchas bodegas argentinas la pandemia de Covid-19 se constituyó así en una oportunidad que ya comenzó a reflejarse en los balances.
Bodega Esmeralda informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que en el período de seis meses finalizado el 30 de septiembre pasado obtuvo una ganancia de 1388 millones de pesos, una cifra que, ajustada por inflación, es 15% superior a la registrada en el mismo período de 2019.
La empresa elaboradora de los vinos Esmeralda y Estiba I, entre cuyos accionistas se encuentra Viñedos Nicolás Catena S.A., participa justamente de unos de los segmentos de mercado que más crecieron en la Argentina durante el encerramiento obligatorio: el de los vinos varietales embotellados.
En otras partes del mundo también hubo un mayor consumo de vino para intentar apagar la ansiedad provocada por el aislamiento o bien festejar la posibilidad de tener más tiempo para cocinar en casa.
En ese contexto, en los primeros once meses de 2020 las exportaciones argentinas de vinos –tanto a granel como embotellado– fue de 369,2 millones de litros, un 34% más que en el mismo período de 2019, aunque en términos de divisas decreció un 1% debido a la baja de valores internacionales ocasionada por una agresiva competencia. De todas maneras, con el volumen colocado en el exterior este año Argentina pasó del puesto 11 al 8 en el ranking mundial de exportadores.
Lamentablemente, los inversores externos no pudieron aprovechar el buen momento de Bodegas Esmeralda porque en octubre pasado los accionistas de la firma decidieron retirar la acción de la empresa (ESME) de BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos).
Los tenedores de acciones de ESME, además, no terminaron muy contentos porque, para poder realizar el rescate –denominado técnicamente “declaración unilateral de voluntad de las acciones del capital remanente en poder de terceros”– los accionistas de la bodega fueron comprando “puchito a puchito” acciones de ESME en BYMA hasta lograr la proporción de capital necesario para sacar a la firma del mercado bursátil.
Esa movida hizo que muchos de los inversores que habían comprado acciones de ESME a mediados de este año con un valor superior a 400 pesos, terminasen vendiendo las mismas de manera forzosa a un valor de 384,2 pesos (el precio de liquidación determinado para el rescate). Así que el recuerdo de la única bodega argentina que integraba el panel del BYMA no es de los mejores entre los inversores particulares e institucionales que operan en el mercado bursátil argentino.