Hace tiempo que la Universidad Austral, de la mano de su Centro de Agronegocios, viene invirtiendo tiempo y esfuerzo en analizar el devenir del sector agroindustrial, que desde hace mucho excedió los límites de la agronomía y la veterinaria. Una de las actuales líneas de estudio apunta a los cambios en el modelo de negocios actual, que de acuerdo con el director de ese centro, Bernardo Piazzardi, está modificando su foco.
“Si vos tenías un modelo de negocio en el siglo XX focalizado en capital, tierra y trabajo, del siglo XXI para acá esos factores se devaluaron, y los de conocimiento aplicado y organización de la empresa son los que cobraron peso. Hoy lo que estamos viendo en el Centro es que hay entre un 10% y 20% de gente que hace cosas distintas, y que el 80% después los copia. Estos tipos están haciendo foco en conocimiento aplicado y en laburar en redes”, explicó el catedrático a Bichos de Campo.
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A continuación, ejemplificó con el caso de la empresa Bio4 de Río Cuarto: “Fue un grupo de gente que se tuvo que meter en la cama con industriales como Porta Hermanos para hacer de un no negocio uno rentable. Eso es todo un desafío, y lo interesante es que está empezando a haber cada vez más gente con la cabeza abierta a ese tipo de nuevos negocios”.
El punto clave para Piazzardi es, sin embargo, un paso previo a la apuesta por sumar valor agregado. Para él, antes de ir por ese camino en que el “muchos se la han pegado por no conocer el juego o no tener escala para luego colocar el producto comercialmente”, lo más inteligente es “preguntarse por las necesidades del cliente”.
“Hay muchos productores, nuestros trabajan indican que un 20%, especialmente en Córdoba, que están pensando en qué necesita el cliente, y realizan contratos y cobran un premio”, afirmó.
“Hay un paper muy interesante que habla de dos océanos: el rojo que está lleno de tiburones, donde lo único que podés hacer es bajar costos y terminás muerto, o el azul donde nadie compite. Estos tipos están buscándole la vuelta por el lado del océano azul, donde no hay competencia”, señaló el analista.
“Ese tipo de vínculo donde en vez de transformar al molino en enemigo, lo transformas en socio, son de ese tipo de océanos y lo lindo es ver cómo salpica”, añadió en ese sentido.
-Argentina no es un país que se preste a ese tipo de impulsos. Esa debe ser una razón para hacer el doble de esfuerzo en buscar esos océanos que mencionas. ¿Lo ves así?- le preguntamos.
-Totalmente. Hay quienes tienen los suficientes cojones, mentalidad y visión. Hay tipos mirando más allá del alambrado, buscando este tipo de negocios. Lo lindo de esto es el impacto local y de desarrollo que esto genera. El agro ya no es solamente para un agrónomo, un veterinario o un viejo lleno de plata que tiene campos. Hoy mojan todos, eso es lo interesante. Un modelo de negocio del siglo XXI piensa en cómo se crea, distribuye y captura valor. Hoy el nuevo modelo de negocio del agro argentino le da lugar a quien puede aportar conocimiento por hectárea, y no plata por hectárea. Tiene que ser una persona que tenga una morfología, una característica, un atributo de armar redes.
-Ustedes como Centro de Agronegocios buscan casos de gente que salga a navegar otras aguas. También debe haber cierto dejo de tristeza que se deposita sobre los que no hacen los cambios a tiempo. ¿Qué pasa con eso?
-Hubo dos factores que operaron como droga: la intervención del gobierno en el central y en la macro. En la cabeza te ibas a dormir con trigo y no te calentabas tanto por ser el Messi del trigo. Te calentadas más por decir a qué dólar compré los insumos, a cuánto voy a vender. Y en los últimos 20 años, una devaluación siempre te permitía hacer una diferencia por tipo de cambio o por tasa subsidiada del Banco Nación. Eso demora cualquier cambio. Tenés cadenas que se han quedado pegadas en ese offside, porque el cambio que se viene, si es que se da, va a ser rapidísimo y si no se aggioarnan quedaránn out. Acá hay que ser eficiente y formar redes o desapareces.
En esta línea, Piazzardi añadió comando como ejemplo al sector molinero: “Otro factor que operó como droga fue el Estado dando subsidios para que haya cada vez más capacidad instalada de molienda de trigo para transformar en harina. ¿Cuál era el driver de ser molinero en Argentina durante el kirchnerismo? Cobrar subsidios. Eso no puede durar siempre. Y hoy tenés el doble de capacidad instalada de lo que necesita la Argentina”.
“Esas dos cosas se acabaron. El chiste es cómo se van a acomodar los jugadores para el nuevo modelo de negocios con una capa de complejidad agregada, que es que a la administración actual no le importa mucho la micro. O sea que nos vamos a tener que acomodar como podamos, solos y rápido”, recomendó.