Cansado de repetir todos los años las recetas de la agronomía convencional, muchos años atrás Benjamín Antonio se lanzó a emprender y promover una agricultura con la que siempre soñó, “no solamente pendiente del beneficio económico sino del beneficio ecológico”. Fue así que fundó su propia empresa especializada en bioinsumos, llamada El Caburé, que no es más que una agronomía dedicada netamente a la distribución de productos biológicos.
“Yo empecé haciendo agronomía convencional y haciendo desarrollos para la empresa BAF, con los primeros herbicidas de contacto. Después me dediqué a la administración agropecuaria de grandes empresas en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Fueron muchas campañas cargando bidones de agroquímicos, hasta que un día dije ‘esto por acá no va, esta no es la agricultura que quiero que se haga’. Me retiré de la agricultura convencional”, contó el agrónomo a Bichos de Campo.
Han pasado 10 años desde que Antonio tomó la decisión de salir de los agroquímicos para pasarse a los biológicos, porque su principal propósito es “incorporar vida” al sistema productivo y romper con esa lógica de aplicar fitosanitarios todos los años, en lugar de realizar un tratamiento en los cultivos que tenga consecuencias benéficas a largo plazo. Por eso en El Caburé solo comercializa productos biológicos, minerales en nanopartículas y todo tipo de semillas sin tratamiento químico.
“Yo entendía que para resolver no había que sacar cosas, sino que había que ponerle más. Y en los biológicos encuentro un poco de eso. Cuando uno va a intervenir con un biológico, en vez de tratar de pensar que plaga va a sacar, está pensando qué nuevo microorganismo puede incorporar”, indicó.
“Estamos tratando de revertir como concepto agrícola que primero tenemos que mirar la biota, la composición física del suelo, y recién después mirar de la planta para arriba. O sea, que primero entendamos de dónde viene ese problema y después veamos qué podemos incorporarle al sistema para que genere la solución“, enfatizó.
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Si bien Benjamín es un apasionado de los bioinsumos, y parece capaz de convencer a cualquier productor que los biológicos ofrecen prácticamente una gran solución a los problemas de los cultivo, en sus inicios no le fue sencillo que lo escucharan muchos en el sector. Por el contrario, a su grupo los llamabab “los locos de los bichos”, en referencia a los microorganismos.
“En los primeros años que empezamos a distribuir en varias zonas. Nos decían, ¿cómo me vas a controlar con un hongo otro hongo? Sin embargo hoy decís trichoderma y más o menos el productor conoce el concepto y sabe de que se habla. Pero esto no sucedía hace diez años atrás y éramos como los bichos raros. Nos costó, pero lentamente fuimos como sentando una base de expertise y de referencia”, celebra ahora.
-¿Crees que se puede romper con esa lógica anual y crear en cada lote un ecosistema con bioinsumos, que sea aprovechado por el cultivo?
-El suelo es un estómago en el contexto de una biota general o de un ambiente, es igual que tu estómago. Lo que vos comés repercute en tu cuerpo, lo que vos le ponés al suelo, es lo que repercute en tu cultivo o en tu esquema productivo. Si vos no le das bien de comer al suelo y desequilibrás la biota que tiene ese suelo es como desequilibrar tu estómago.
-¿Y crees que realmente los productos biológicos resuelven problemas concretos a campo o simplemente son una moda y el centro de una buena campaña de marketing?
–Yo creo que fue el consumidor el que traccionó hacia este cambio, más que las empresas proveedoras de insumos. Las empresas vienen por atrás de lo que el consumidor quiere. Vemos lo que está pasando en Europa con el tema del consumo y las empresas, con todas las moléculas químicas que tenían, era como que estaban en un punto de agotamiento. Entonces empiezan a aparecer las malezas resistentes, los insectos resistente, porque no hay moléculas nuevas que los controlen. Entonces se han empezado a virar hacia lo biológico.
No obstante, Benjamín es de los que piensa que se está haciendo un mal uso del término “bio”, para referirse a los temas agrícolas. Sobre todo en un contexto en el que, a su modo de ver, falta mucho para que se consolide este proceso de adopción de los productos biológicos.
“Primero hay que trabajar en la formación de técnicos, la academia no tiene formación en biológicos. Y después que ese aumento de resistencias en la agricultura convencional sirva de para que el productor inteligente busque un recurso diferente y busque un recurso que a continuidad sume resultado. No es solamente aplicar un biológico con la misma dinámica mental de antes”, remarcó.