Para los productores de leche cerró muy bien el 2024. Fue un año de recompensas para una actividad que en periodos anteriores fue seriamente afectada por sequias recurrentes y políticas económicas y sectoriales dañinas.
“Veníamos de cruzar varios desiertos, siendo su cúspide el 2023. Hoy tenés la comida para las vacas, que siempre es el principal costo, en niveles históricamente bajos. La relación de precios del litro de leche con un kilo de soja o de maíz es favorable y se sostuvo así en casi todo el 2024”, resumió Andrea Passerini, productora en la zona de Carlos Casares además de dirigente tambera tanto en Carbap como en CRA.
Luego de la fortísima sequía de 2022/23, cambió la tendencia climática y la sucesión de lluvias mejoraron la producción forrajera de los tambos. Si bien eso se dio de forma dispar según las cuencas productivas, el escenario fue completamente diferente al de los años previos en los cuales la seca, la alta inflación y la incertidumbre económica perjudicaron a una actividad en la que es clave la estabilidad, la previsión y las perspectivas de largo plazo.
La recuperación del resultado económica en los tambos tuvo mucho que ver con la permanencia de las retenciones para las exportaciones agrícolas, además de la eliminación de ese tributo a los productos lácteos. En definitiva, sigue vigente el subsidio de los productores de todas las actividades que transforman granos en alimentos, y ese es el caso de la leche.
Así que curiosamente luego de muchos años de crisis, “la lechería hoy es la niña bonita de las grandes producciones agropecuarias del país, pero este veranito tiene que ver en gran medida, no solo con la cuestión climática, sino con un descuento de precios que tienen los granos”, sostuvo Passerini.
“La muy buena foto de la lechería está vinculada con que los agricultores tienen rentabilidad negativa, tienen números de quebrantos. Hay que decir todo, porque la verdad es que en algún momento era al revés y va a volver a ser al revés”, indicó la productora de Carlos Casares.
Pese a verse favorecida, Passerini cree que es necesario eliminar las distorsiones que generan las retenciones, ya que “nadie debería estar bien a expensas de que otro esté mal. Pero esto es lo que pasa, es la realidad, y si no lo decimos somos poco solidarios con nuestros colegas agricultores”.
En esta lógica, si el gobierno finalmente cumple con su promesa de eliminar los derechos de exportación, o si por lo menos los reduce, se van a ver afectadas las cuentas de muchas actividades incluyendo la lechería y la producción de las diferentes carnes, que tendrán dificultades para trasladar luego ese incremento de costos al precio de venta al público.
Eso podría derivar en un mayor cierre de tambos y en más concentración, avisó Passerini, quien consideró que si se eliminaran las retenciones “la foto de la lechería seria otra”.
“Hay cerca de 360 robots en Argentina distribuidos en pocos campos, pero el total de los tambos es de 9.700 y el 75% produce menos de 4.000 litros diarios. En la otra punta el 6% de los tambos produce el 35% de la leche. Hay un problema de concentración”, indicó la ex coordinadora lechera de CRA y Carbap.
“Nosotros, los que decimos las cosas incómodas, decimos que más del 50% de los tambos tienen menos de 140 vacas. Eso en otros países es un tambo mediano o grande, pero acá es uno chico y en peligro de extinción, ya que tienen que jugar el partido con la cancha inclinada (a favor de la industria) porque deben entregar la leche en lugar de comercializarla”, finalizó Passerini.