Llega fin de año y el gobierno se prepara para dar buenas noticias, una de las cuales, seguramente, será mostrar que a, a pesar del cepo vigente para exportar carne bovina, las ventas externas del producto se mantuvieron firmes.
En Bichos de Campo no queremos estar escribiendo sobre el tema mientras levantamos las copas para brindar en estas fiestas, así que nos vamos adelantando.
Veamos. En los primeros diez meses de este año, según datos oficiales recopilados por el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ABC, las exportaciones de carne bovina fueron de 478.486 toneladas peso producto, una cifra 4,9% menor a la registrada en el mismo período de 2020.
¿Tanto lío por una caída de casi el 5%? ¿Vieron que armaron un escándalo por nada? Pero al analizar los diferentes rubros con mayor detalle, se observa que aumentaron las colocaciones de cortes enfriados –fundamentalmente destinados a Europa– y cayeron fuerte (más de un 40%) los cortes congelados, que fueron el principal “objetivo” del cepo cárnico.
En primera instancia, vale recordar que el año 2020 no es óptimo para establecer comparaciones porque, debido a las restricciones comerciales y logísticas promovidas por la pandemia de Covid-19, durante varios meses se interrumpió la dinámica de embarques.
Pero esa salvedad no es la más relevante, porque en los cálculos se incluyen este año embarques de “carnes congeladas con hueso” por 93.403 toneladas, una cifra nada menos que 110% mayor a la registrada en los primeros diez meses de 2020.
Las alarmas se acrecientan cuando se observa que el valor FOB promedio de la “carne congelada con hueso” en lo que va de 2021 es de apenas 1987 u$s/tonelada y que esa cifra es un 10% menor a la registrada el año pasado, cuando entre un año y el otro los precios de todos los cortes bovinos ajustaron al alza.
La explicación de tal fenómeno es que en el rubro “carne congelada con hueso” están comprendidos muchos embarques de hueso bovino, un subproducto que, antes de la implementación del “cepo cárnico”, los frigoríficos entregaban a las industrias elaboradoras de harina de carne (un insumo que se emplea para producir alimentos balanceados para mascotas).
Pero con la restricción para exportar carne congelada a China, los principales frigoríficos comenzaron a enviar huesos bovinos –un producto de bajo valor que los chinos usan para elaborar caldos y saborizar guisos– con el propósito de mantener “aceitados” los canales comerciales con la nación asiática.
La cuestión es que las cifras argentinas de exportación de “carne bovina”, además de compararse con un año que no debería ser objeto de comparación, incluye una gran cantidad de huesos que, por supuesto, no tienen nada que ver con la carne, a pesar de lo que quieran hacer decir a las estadísticas.