Arrancó la cosecha de maní. Se está avanzando lentamente primero en el arrancado y luego en la trilla de este cultivo, que tiene su zona núcleo en el sur de Córdoba. Hay buenas expectativas, aunque se espera una caída en la producción debido a los problemas climáticos.
Ivana Cavigliasso, presidente de la Cámara Argentina del Maní, explicó a Bichos de Campo que hubo heladas tempranas a fines de marzo que frenaron el desarrollo del cultivo. El área afectada entre la seca del verano y estas heladas posteriores fue cercana al 40% del total implantado, por lo que se estima que la cosecha se reduciría entre 10% y 20%. Todavía es temprano para asegurar el nivel de daño.
En la Argentina se siembran cerca de 400 mil hectáreas con el cultivo y se producen 1,5 millón de toneladas, de las cuales cerca de 700 mil son exportables, dijo la productora y empresaria. El Ministerio de Agricultura acaba de estimar que la producción de este año se vería reducida a 1,3 millones de toneladas.
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Estas pérdidas como consecuencia de los problemas climáticos ponen en duda la futura rentabilidad del cultivo. En el maní, como en muchas actividades productivas, el margen es chico y cualquier inconveniente climático implica pérdidas casi seguras. En definitiva, entre la suba de costos y la presión fiscal queda poco margen para el error.
“Además de los problemas climáticos hubo inconvenientes con el transporte y hay dudas respecto del suministro de energía necesario para secar el maní. Por eso en este contexto de suba de costos creemos que en el ciclo que viene se va terminar achicando el área”, evaluó Cavigliasso.
La productora indicó que “los insumos subieron de forma marcada, pero el maní no aumentó como sí sucedió con otros commodities, y nosotros competimos con la soja por la tierra. Por eso creemos que en el próximo ciclo habrá más precaución a la hora de decidir la siembra”. Agregó que sembrar una hectárea cuesta nada menos que 1.500 dólares, es decir mucho más respecto de la oleaginosa.
La titular de la Cámara del Maní destacó que si bien lograron que se les quiten las retenciones, ahora “necesitamos que nos consideren una economía regional y nos dejen de comparar con la soja u otras oleaginosas”. En tal sentido pidió se adopten políticas que favorezcan el mantenimiento de su área y niveles de producción.