La producción de camélidos crece en el norte argentino, en especial la de la llama, motorizada en especial por la venta de su fibra y leche. Y también podría serlo por la comercialización de su carne, si no fuera por un parásito con gran arraigo en la zona, que lo entorpece todo.
Conocido por los locales como “arrocillo” -aunque también se encuentra presente en países de la región como Bolivia, Chile y Perú-, es el principal responsable de causar sarcocitiosis en camélidos sudamericanos, una afección que provoca macroquistes en los músculos de estos animales.

“Afecta a la llama pero también al guanaco, la alpaca y la vicuña. La produce el Sarcocistis aucheniae. Hay muchas especies de Sarcocistis, unas 200 descriptas, pero solo este causa estos quistes que parecen granitos de arroz. Y si bien son desagradables a la vista, razón por la que las autoridades sanitarias decomisan esta carne, no es un parásito zoonótico que cicle en el hombre. Bien cocida, no sucede absolutamente nada”, explicó a Bichos de Campo Mónica Jacobsen, bióloga e investigadora del Instituto de Patobiología Veterinaria del Conicet.

Con muchos años dedicados a su estudio, Jacobsen indicó que la forma más común en que se disemina este parásito es por el contacto con agua o pasturas contaminadas con su forma infectante, llamada “esporoquiste”. Y estos, a su vez, son diseminados nada menos que por los perros.
“El hospedador definitivo son los cánidos, los perros, aunque también sospechamos de los zorros. Cuando entra al estómago, pasa la sangre, se distribuye y va a los músculos, en particular al músculo esquelético. Ahí forma un quiste de entre 1 y 5 milímetros, que cada uno puede tener entre 10 y 20 millones de parásitos. Cuando el perro come carne infectada con los quistes, el parásito se reproduce en su estómago, hasta eliminar esporoquistes nuevos con las heces. Y allí sigue el ciclo”, detalló la investigadora.
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Y si bien hay evidencia de que no afecta al humano, el temor en torno al consumo de carne infectada se remonte a mucho tiempo atrás. Tampoco ayuda a la confusión que el nombre cambie en función del país. Sucede que, según dio cuenta Jacobsen, en Perú es apodado “triquina”, a pesar de no tener nada que ver con esa afección de los cerdos.
“No es un nombre muy feliz porque se confunde con triquinosis, que sí afecta a los humanos. Eso acá no sucede, y vamos a hacer un estudio para ver si incluso es necesaria esa cocción. Hay estudios con cachorros a los cuales se les ha dado carne cruda con los quistes y solo han tenido una diarrea. Eso lo causa la proteína sarcocystina, que con calor se inactiva”, señaló la bióloga.
-Finalmente se trata de una limitante al desarrollo comercial de la carne de llama. ¿Hay manera de bajar su prevalencia?- le preguntamos.
-Si los productores no le dan carne cruda a los perros, se cortaría el ciclo. Sería fundamental que dejen eso, pero la faena muchas veces es domiciliaria, ante la falta de frigoríficos habilitados. Se cuelga la res, se la carne y se le van dando los restos a los perros. A eso hay que sumar otro problema que es un animal muerto en el campo. Lo ideal es enterrarlo para que ni perros ni zorros se alimenten de él. Con eso se aliviaría bastante el problema.
-¿Notás que tus advertencias permean en la comunidad o es difícil?
-Es difícil porque es una costumbre muy arraigada. El productor preferiría una terapia o una vacuna y eso todavía no lo tenemos. Estamos investigando en esa dirección, pero todavía no tenemos un desarrollo. Sí estamos haciendo desarrollos de métodos de diagnóstico, que al productor le permitan saber si el animal está infectado o no antes de faenarlo. Eso es muy útil y es uno de nuestros objetivos principales.
-¿Y están cerca de esos?
-Cerca. Ya un método diagnóstico pero que no diferencia entre Sarcocistis aucheniae y otros Sarcocistis que también afectan a camélido. El Sarcocistis masoni, por ejemplo, produce microquistes que no son de importancia económica porque no se los ve. No hay decomiso y no son peligrosos de ninguna manera. Estamos trabajando en un método más específico que creo que tendríamos para el año que viene.
Jacobsen también adelanto que están investigando la transmisión de este parásito a través de la placenta, durante la gestación, para evaluar cambios en la forma de manejo de los animales.





