Roberto Guarnieri es el presidente de la Federación de Entidades Empresarias del Transporte de Carga (Fadeeac). Pero es también, desde hace 45 años, el titular de la empresa Transportes Guarnieri, que ahora gerencian sus hijos, la cual se dedica al traslado de mercadería general, granos y también algo de hacienda.
En las últimas dos semanas todos los integrantes de la empresa ingresaron en la “dimensión desconocida”, porque no tienen pleno acceso al gasoil, sin el cual, sencillamente, no pueden trabajar con normalidad.
“En nuestra empresa tratamos de no hacer viajes con distancias mayores a la autonomía del camión para evitar quedar varados en la ruta, pero en un país tan extenso eso es casi imposible”, indicó Guarnieri a Bichos de Campo.
“Los camiones deben parar varias veces en muchos casos y se encuentran con sobreprecios, cupos, faltantes y demoras de varias horas para la carga”, añade.
Eso implica que no existe manera de calcular el tiempo de viaje de un camión de carga, una variable que, además de ser crítica en las empresas de logística, también impacta en toda la economía, porque los atrasos de las entregas no son gratuitos.
“Necesitamos que el gobierno nos dé una solución. La falta de combustible se nota cada vez, más sobre todo en las zonas donde se está cosechando, aunque en otras donde no se trilla aún no es tan problemático. Lo que esperamos es que se arregle pronto porque en plena cosecha generaliza será un problema serio”, alertó.
Si bien el precio oficial, supuestamente regulado por el gobierno, debería ubicarse de 114 a 117 pesos por litro, actualmente el mercado está desregulado de facto y los transportistas están cargando “gasoil blue”, es decir, combustible cuyo valor no está fijado por el tipo de cambio oficial (también intervenido por el gobierno) sino por el valor real del dólar medido en devaluados pesos argentinos.
Dependiendo de la zona, el “gasoil blue” puede tener un costo de 140, 150 y hasta 180 pesos por litro y, aun así, no siempre se logra llenar el tanque porque se establecen cupos de venta para poder atender todas las demandas.
“Algunos transportistas autoconvocados ya han parado ya y otros no quieren salir porque estamos con la tarifa de enero y con el precio actual del gasoil el trabajo se hace a pérdida”, explica, aunque en algunas zonas los valores de los fletes también se ajustaron a partir de la necesidad urgente de enviar camiones con granos para cumplir con compromisos comerciales.
“Fuimos considerados esenciales en la pandemia y ahora nos sentimos olvidados, a pesar de todo la onda y garra que le metimos en aquel momento, cuando en muchos lugares no dejaban entrar a los camiones por miedo al contagio del Covid”, recordó.
Por otra parte, destacó que una actualización tarifaria, tal como reclaman algunas entidades de transportistas, no es la solución. “Para actualizar las tarifas hay que tener un valor real del combustible: no se la puede aumentar por lo que te cobran algunos proveedores; lo que se debería hacer es regularizar la oferta de combustible y que la tarifa se actualice según los precios que va determinando el gobierno para el combustible.