En la Argentina la industria de la maquinaria agrícola, encargada de proveer bienes de capital al sector que genera la mayor parte de las divisas, tiene serias dificultades para acceder a los dólares necesarios para importar piezas y componentes indispensables para fabricar equipos en el país.
Este lunes integrantes de la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT), que nuclea a las principales compañías internacionales del rubro, realizaron una reunión de fin de año con periodistas para hablar del año que pasó y de lo que viene. Y la referencia obligada –que no exclusiva del sector sino generalizada para todos menos para los que tienen que viajar a Qatar– fueron los problemas para que el gobierno nacional conceda dólares al tipo de cambio oficial destinados a gestionar importaciones.
“Veníamos bien hasta que llegó el cambio del SIMI al SIRI: esa transición fue compleja y tuvimos un mes de octubre y parte de noviembre muy difícil; después la situación comenzó a funcionar aceptablemente bien”, explicó Sergio Fernández de John Deere Argentina.
El cambio del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) por el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRI) fue la excusa perfecta para trabar por varias semanas pedidos de divisas para importaciones con el propósito de evitar un completo vaciamiento del Banco Central (BCRA).
“Son las reglas de juego y las aceptamos; sabemos que hay escasez de divisas, pero quisiéramos tener una mayor previsibilidad en el futuro”, apuntó Fernández.
Los problemas derivados del suministro de piezas y componentes son una constante a nivel global debido a las interrupciones que vienen de arrastre de la pandemia de Covid-19. Por ese motivo, lo último que se necesita es añadir restricciones locales para agregar mayores obstáculos a la cadena logística.
“La producción se ve afectada porque pierde ritmo: lo venimos llevando adelante con mucho esfuerzo”, confesó Marcus Cheistwer de CNH Argentina (CASE y New Holland).
Además de generar problemas financieros y económicos, las constantes interrupciones provocadas por la falta de piezas y componentes también alteran la cultura del trabajo en aquellas empresas que invirtieron grandes sumas de dinero en certificar buenas prácticas de producción.
“La producción es como un mecanismo de relojería y cualquier intervención externa hace que el mismo comience a funcionar mal; nos ha pasado de tener tractores terminados, parados en el patio, que no se pueden entregar porque les falta el volante porque no salió la orden de importación de esa pieza”, relató Ignacio Armendariz de Agrale.
Desde ya que, si existen problemas para importar piezas, el ingreso de maquinaria agrícola terminada está virtualmente bloqueado y las empresas que logran entrar algunos equipos consideran eso un hecho equivalente a un milagro.
Los gerentes de las filiales argentinas de las compañías internacionales de maquinaria agrícola destacaron que, con el bajo nivel de endeudamiento presente en el campo, existe margen para que la demanda siga activa en 2023. Sin embargo, como buena parte de las divisas del año que viene se están quemando con la sequía presente en esta campaña, nadie puede predecir cómo estará la gestión de importaciones en 2023.
En la reunión, realizada en el predio porteño de la Rural de la Palermo, también estuvieron presentes Gustavo Meyer de AGCO, Carlos Palmieri de Jacto, Hermes Machado da Silva de Stara, Reynaldo Postacchini de CLAAS y Leandro Brito Peret, director ejecutivo de AFAT.
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Es increible la incapacidad para fabricar elementos mecanicos ,electronicos.Que le paso a la industria nacional ? Los parques industriales ? Mas alla del precio barato de China. Estar dependiendo de productos que vienen desde miles de kilometros ,a quien le conviene esa politica ?