En Misiones está sucediendo algo insólito. Los precios pagados por la yerba mate son muy elevados en términos históricos y, sin embargo, los empresarios del sector no paran de sumar problemas.
“Estamos en medio de la zafra de la yerba mate y la situación es muy compleja”, advierte el productor y docente misionero José Kirilinko a Bichos de Campo.
El yerbatero reconoce que la yerba es el producto agropecuario “mejor pago de la provincia”, dado que el kilo de hoja verde se comercializa en 64-65 pesos, mientras que el precio mínimo establecido por el Ministerio de Agricultura es de 46,8 pesos.
La sequía “barrió” buena parte de la producción prevista y la demanda, desesperada por originar mercadería, está compitiendo fuerte por la escasa disponibilidad interna de yerba mate. Pero los precios no alcanzan para hacer frente a la avalancha de costos que experimenta la actividad y está en riesgo la nueva campaña yerbatera.
“A los 65 pesos que se reciben hay que restarle 15 por el servicio de cosecha y flete al secadero. Con lo que queda hay que pensar en vivir y en comprar los insumos de la campaña que viene, arreglar maquinaria, reponer neumáticos, combustible, pagar impuestos y el personal; son números que asustan”, dijo Kirilinko.
Buen día!! Buena jornada para todos!! Frío en Sección Novena, firmes en plena cosecha de yerba mate. pic.twitter.com/bWPX3udPAJ
— kirilinko jose (@kirilinkojose) May 17, 2022
El productor relató el caso de un vecino que necesita 100 bolsas de fertilizantes a un costo del orden de un millón de pesos, pero también “tiene que pensar en los demás gastos, entonces, ¿qué va a hacer? Le dará de ‘comer’ a la planta la mitad, con una inversión de 500.000 pesos, para poder cubrir el resto de los gastos y asumir el riesgo de un menor rendimiento en la próxima campaña”.
Pero los números que “no dan” están lejos de ser el único problema, porque este año, además de las dificultades para conseguir personal temporario, tampoco tienen acceso a todo el gasoil que necesitan las empresas misioneras.
“Falta personal para levantar la cosecha. Hay prestadores de servicio que hacían cosecha y acarreo a los secaderos y contaban con 20 a 30 personas y hoy trabajan con 8 ò 10 personas”, explicó.
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El empresario indicó que el miedo a perder los planes sociales, tanto nacionales como provinciales, hace que muchas personas prefieran mantenerse fuera del mercado de trabajo a pesar de que su situación mejoraría de manera notable si pudiesen integrar ambos ingresos.
La tonelada de yerba mate cosechada con corte melena o copada, según lo establece la Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA), debe abonarse como mínimo en 9756 pesos. Esa cantidad cosechada, dependiendo del estado del yerbal y de la destreza del trabajador, puede obtenerse entre dos y cuatro días.
La cuestión, señala Kirilinko, es que muchas personas con capacidad para trabajar “no quieren hacerlo porque prefieren asegurarse el plan, entonces hacen la cosecha, dos o tres días en negro, y luego no van más”.
Si bien el año pasado el gobierno nacional intentó implementar un cambio normativo orientado a compatibilizar el trabajo temporario en zonas rurales con la percepción de ayudas sociales, la iniciativa –según muestran datos oficiales– fracasó.
Kirilinko sostuvo que “se perdió la cultura del trabajo, que significa ganarse el ingreso con el sudor de la frente. Hay generaciones y generaciones que reciben dinero sin dar nada a cambio”.
“Se prefiere el plan seguro a arriesgarse trabajando. El que creció viendo como se recibe sin dar nada a cambio, es difícil que cambie; hay que trabajar con los más chiquitos e ir generando una nueva cultura del trabajo, que entiendan que se percibe una remuneración por el trabajo que se hace; esto pasa en Misiones y en todo el país”.