Argentina está siendo invadida desde el sector norte del país por un enemigo que, si bien tiene poca “prensa” en el ámbito público, representa un amenaza con un potencial de daño mayúsculo.
Se trata del gusano cogollero u oruga militar tardía (Spodoptera frugiperda), una de las plagas más importantes del maíz en Argentina que en la última campaña evidenció una agresividad inusitada.
“La situación de cogollero en la campaña 2022/23 fue importante, donde se evidenciaron altas presiones de la plaga, sobre todo en la zona centro norte del país”, indicó Lucas Cazado, coordinador del Proyecto Plagas CREA, en un artículo publicado en Contenidos CREA.
El técnico CREA presentó esta semana en el Congreso Internacional de Maíz, realizado en la ciudad de Paraná (Entre Ríos), el mapa con la localización de ataques de cogollero en “refugios” de maíz no-Bt relevados por el Proyecto Plagas CREA en la última campaña. Y lo que se evidencia en el mismo es preocupante.
“Lo que sí se observa es una muy buena eficacia de control por parte de los eventos biotecnológicos que tiene la proteína Vip 3; sin embargo, esto nos pone en un alerta amarillo por la alta presión que tienen los eventos para estas plagas”, remarcó Cazado.
Los eventos siguen controlando muy bien a Diatraea saccaralis sin ningún problema. Por otra parte, Helicoverpa zea evidenció cambios en la susceptibilidad de control, observándose daños en espiga en cuatro regiones CREA del centro-norte del país.
La tecnología Bt de protección contra plagas permite producir de manera sostenible, pero requiere ser cuidada por medio del establecimiento de “refugios” que ocupen al menos un 10% del área sembrada con maíz.
El propósito del “refugio”, integrado por plantas no-Bt, es precisamente generar adultos susceptibles que se puedan cruzar con los resistentes eventualmente presentes en el lote de maíz Bt, de manera tal que no se produzca el “quiebre” de la tecnología. Si bien se trata de una práctica agronómica que puede llegar a generar algunas dificultades operativas, la alternativa de no hacerlo y que las plagas se hagan resistentes a las proteínas Bt, representaría regresar a los problemáticos manejos realizados veinticinco años atrás. Y nadie quiere eso.
La cuestión es que relevamientos realizados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (ReTAA) muestran que en el ciclo pasado la adopción de “refugios” descendió de manera significativa.
¿Por qué resulta tan difícil aumentar la adopción de refugio? En muchos casos, cuando el productor compra la semilla de maíz, no se le ofrece el híbrido indispensable para confeccionar el “refugio”; por otro lado, algunos aducen que el manejo del mismo es difícil y complicado.
“Se monitorea más la soja que el maíz, en parte porque la soja tiene una mayor diversidad de plagas; sin embargo unos de los mayores problemas que detectamos en la encuesta SEA realizada en la red CREA es que un gran porcentaje del maíz no se monitorea porque se considera que la tecnología Bt tiene toda la responsabilidad en el control de la plaga”, apuntó Cazado.
¿Qué pasaría si las proteínas Bt pierden eficacia? ¿Cuál sería el futuro del maíz? ¿Nos arriesgamos a perder parte del maíz tardío o a resignar rentabilidad? Tales preguntas –sostuvo el técnico CREA– representan en sí mismas un llamado de atención para cuidar la tecnología disponible, la sostenibilidad de los sistemas agrícolas y, por extensión, también la de las empresas agropecuarias.
Una revolución extraordinaria: En la campaña 2022/23 el 58% del maíz provino de siembras tardías
Foto. Ejército Argentino