El proceso de normalización del mercado cambiario argentino, luego de tantos años de intervención oficial, requiere cierto tiempo de adaptación por parte del sector privado.
Un ejemplo de cómo la dinámica cambiaria opera sobre el sistema de formación de precios de los granos puede observarse en Brasil, país que ya acumula más de dos décadas de estabilidad macroeconómica.
En los últimos días los precios de referencia del maíz disponible en la localidad paulista de Campinas se mantienen sostenidos en dólares, pero vienen cayendo en reales debido a que esa moneda se está apreciando frente a la divisa estadounidense.
Sin embargo, en la primera quincena del presente mes de abril los valores del maíz en reales subieron al tiempo que caían cuando se los valorizaba en dólares, lo que se explica, obviamente, por una fuerte depreciación de la moneda brasileña en ese período.
Las razonas detrás de la volatilidad del tipo de cambio son muchas y complejas y comprenden los diversos flujos de ingresos y egresos de divisas impulsados por factores de comercio exterior, financieros y especulativos.
Sin embargo, la lógica del mercado cambiario es precisamente actuar como un regulador de la capacidad de un país para abastecerse de divisas, de manera tal que, en condiciones adversas, los “fabricantes” de esa “mercadería” clave tengan mayores incentivos para generarlas; en lo que respecta al sector agroindustrial, eso implica impulsar las ventas y exportaciones de bienes.
Los empresarios agrícolas brasileños no realizan análisis cambiarios al momento de definir ventas: simplemente se guían por los valores de los granos en reales para tomar decisiones al respecto.
Para la Argentina, lo que sucede en un país normal como Brasil debe representar un “espejo” en el cual mirarse al momento de intentar replicar algo parecido en la plaza local.
Toda intervención del mercado cambiario interfiere el sistema regulador que facilita el aprovisionamiento de divisas por medio de canales genuinos, lo que implica que, tarde o temprano, el “manoseo” de dicho mercado termina “pasando la factura” con una restricción de divisas.
Para tener en cuenta: El “cepo cambiario” sigue plenamente vigente para las empresas