“Proteccionismo comercial disfrazado de preocupación medioambiental: de eso se trata la medida anunciada por la Unión Europea para restringir las importaciones de commodities agrícolas bajo el argumento de intentar contener la deforestación”.
Así lo indicó la Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja) en referencia a la iniciativa, que comenzará a regir a partir del 1 de enero de 2025, por medio de cual se dispuso que no podrán ingresar al territorio de la Unión Europea (UE-27) productos agroindustriales provenientes de zonas que hayan sido deforestadas luego del 31 de diciembre de 2020. Los bienes comprendidos en la medida son aceite de palma, carne vacuna, soja, café, cacao, madera, carbón vegetal y caucho, así como productos derivados de los mismos.
“La iniciativa es una afrenta a la soberanía nacional y coloca la conversión de usos de suelo permitidos por la legislación vigente en la misma fosa común que la deforestación ilegal, ya castigada por la normativa ambiental brasileña”, afirmó Aprosoja por medio de un comunicado.
La entidad brasileño recordó que viene trabajando hace décadas para que la industria y las empresas comercializadoras europeas que operan en el mercado mundial de granos acepten el Código Forestal (Ley Nº 12.651), aprobado por el Congreso de Brasil en 2012, como norma suficiente para la preservación del medio ambiente.
“La ley de Código Forestal, único en el mundo, coloca como responsabilidad exclusiva de los productores preservar entre el 20% y el 80% de la vegetación nativa de sus establecimientos, además de las cimas de cerros, cursos de agua y toda su biodiversidad incluida”, señaló Aprosoja.
La entidad brasileño aseguró que las intenciones de la Unión Europea no es la preservación del ambiente, “sino más bien un intento de imponer barreras comerciales contra los productores de alimentos brasileños para proteger a sus agricultores”.
“Este intento de restringir la producción de alimentos en Brasil tendrá un impacto directo no sólo en los brasileños, sino también en los países abastecidos por Brasil, incluidos los grandes mercados de Asia, África e incluso la propia Europa”, añadió.
El comunicado además señaló que la medida de la UE-27 es “de carácter flagrantemente proteccionista, con graves consecuencias para la producción de alimentos”, y sugirió que otros países deben darse cuenta de eso y adoptar una posición al respecto.
“La Unión Europea necesita entender que ya no es la metrópoli del mundo y que Brasil y otros países sudamericanos ya no son sus colonias. Si los europeos se preocupan por nuestros bosques, podrían aprovechar la calidad de sus tierras para replantar también sus bosques y establecer reservas legales y áreas de protección permanente dentro de propiedades rurales, como aquí. Por lo tanto, ¡Respeten nuestra soberanía!”, culminó.