Rogelio Soraire tiene 39 años y es de Misión Nueva Pompeya, Chaco. Antes sembraba y cosechaba algodón en Miraflores y en Castelli, y tenía vacas y chivos. Ahora se dedica a la apicultura con abejas europeas.
“Siempre me dediqué al algodón, pero un día vi que un productor como yo tenía abejas en su campo y me acerqué a preguntarle cómo se hacía”, recuerda Rogelio. “Me dijo que si me gustaban me iba a ir bien y que si no, no, porque dan mucho trabajo. Ese mismo día le pedí que me llevara a ver los panales y me quedé un mes trabajando con él. Me gustó y desde 2003 soy apicultor”.
Rogelio cuenta que en promedio saca 1.000 kilos de miel por año, que esta temporada las abejas estuvieron bien y que cosechó casi 5 tambores, que son unos 1.200 kilos. Antes vendía en tambor a un empresa, con la ventaja de que le pagaban al contado pero con la desventaja de que era a precio bajo. Desde hace un tiempo está envasando y vendiendo en potes en la zona y ahora llegó a Corrientes con la idea de darse a conocer.
“La miel que ofrezco es muy especial: cuando tiene mucho quebracho colorado es fuerte y deliciosa. Por la seca no pude sacar el polen, pero yo tengo varias cosas para producir a partir de la abeja. En el futuro, en 5 años, me veo mejor para hacer las cosas que quiero. Ya tengo más dinero, tengo armada mi casa y ya estoy incluyendo a mis hermanos, porque queremos producir más miel”.
Gracias a su profundo conocimiento del monte y del territorio, Rogelio también trabaja, desde hace 3 años, con la ONG Rewilding Argentina como encargado de la logística y coordinación de tareas de la Estación Biológica El Teuco del Parque Nacional El Impenetrable (un lugar donde hay científicos que estudian el ecosistema del Chaco). Allí se dedica al mantenimiento de los caminos y de la infraestructura general del lugar.
“Mi miel se llama El Mistol y elegí este nombre porque me siento muy representado por ese árbol. La gente no lo conoce pero su aroma y el gusto que da a la miel, es delicioso”.
“Yo voy probando la miel cuando va saliendo y si bien muchas veces hay una variedad de sabores, suelen predominar el mistol y algarrobo blanco. Me gusta mucho ser apicultor, me parece que voy a seguir haciendo esto toda mi vida”, se despide Rogelio.