Como encargado de la finca Del Sol, ubicada a 60 kilómetros de San Fernando del Valle, en la provincia de Catamarca, Antonio Cardenes ha vivido todos los procesos que se han emprendido tranqueras adentro. Si bien él llegó justo cuando en la zona se migró de la ganadería artesanal a la olivicultura, con los diferimientos impositivos implementados por el menemismo en los años 90, sigue siendo un testigo presencial en este idas y vueltas. Actualmente acompaña el proyecto de empresarios cordobeses que intentan retomar la ganadería extensiva entre los olivares e incluso apuestas a la producción de búfalos.
Cuando Cardenes llegó a la finca en el año 1997, se pensaba que el olivo sería un cultivo que aportaría grandes ingresos a la economía nacional, a través de la producción y comercialización del aceite. Por eso durante en 24 años, se dedicó a cuidar celosamente la plantación, según las exigencias agronómicas. Sin embargo, todo fue en vano y en todo ese tiempo apenas se logró cosechar 800 mil kilos del fruto.
“Lamentablemente no funcionó y yo creo que este lugar no es para aceitunas aceiteras. Si las aceitunas de consumo pueden dar un poco. Pero exclusivamente este lugar está muy afuera del área productiva, y muy expuesto a las heladas. Varias veces se nos heló la floración, ya lista para cuajar la fruta y nunca tuvimos una cosecha que sirva”, recordó el histórico encargado del emprendimiento.
A pesar de sus años y el revés rotundo que significó la olivicultura en la zona, el encargado de finca se muestra esperanzado con la incipiente actividad ganadera que ha vuelto en los últimos meses a repoblar el espacio productivo. La actividad -de la que ya hablamos en Bichos de Campo- se está desarrollando aprovechando el sistema de riego montado para los olivos. Con ese agua se producen pasturas y también se aprovecha la sombra que ofrecen los montes de olivos, en un novedoso esquema silvopastoril.
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“Antes se hacia la ganadería antigua, con los animales sueltos en el campo. Pero se colonizó con olivo y fracasaron la mayoría. Ahora se inclinan por la ganadería, veo varios lados que están con vaca. Esperemos que tenga algún beneficio para que no estén los campos abandonados”, dijo Cardenes a Bichos de Campo.
En definitiva, el trabajador rural espera una suerte de revancha con este proyecto. Por eso desde su experiencia se atreve asegurar que esta pastura crece perfectamente a la sombra y en la finca pueden convivir ambas actividades: la ganadería y la cosecha de aceitunas de mesa.