Amadeo Derito es el vicepresidente de la Asociación Argentina de Angus, tiene un rodeo integrado, hace cría, recría, terminación de ganado y al mismo tiempo tiene el corazón puesto en otra ganadería, la de leche. Eb medio de ese berenjenal de actividades, dice que de la producción láctea se puede aprender mucho para implementar en la ganadería vacuna.
La empresa se llama La Ñata. Nació en 1983 “gracias a que seguimos el consejo del amigo Noel Werthein, a quien compramos entonces un lote de vaquillonas puras controladas”. Luego compraron la hacienda de la liquidación de una cabaña Angus Colorado, que dio inicio formal a la cabaña ubicada en Rancul, La Pampa.
La firma cuenta con un campo de cría en San Luis, cerca de Buena Esperanza. Allí la producción es bien extensiva por las características del suelo y del clima, “pero la intensificamos mucho con pasturas megatérmicas y eso nos mejoró la receptividad del campo, hemos crecido fuertemente con ese manejo. Luego al destete, todo el ternero se va a La Pampa. El macho a Rancul y la hembra a Caleufú, donde hacemos una recría con pasturas de alfalfa y si hace falta alguna suplementación a grano según el año”, describe.
“Es una zona con un clima bastante variable y con años duros, entonces siempre manejamos muchas reservas ahí. Y después tenemos la terminación de los novillos y vaquillonas a corral para lo que se destina al mercado interno y también hacemos terminación para la cuota Hilton”, explicó Derito.
Parte de los animales que recrían y engordan son propios y otra parte se compra. En cada eslabón productivo cuentan “con categorías fusibles que nos permiten regular la carga en función de las condiciones climáticas”.
En el campo de San Luis, donde hacen la cría, la categoría fusible es la vaca “cut” que está criando el último ternero y que quedó sin preñar. Si el año es bueno se la aguanta para mejorar su estado físico y venderla mejor. Y si no va derecho a la faena.
En Rancul, donde se hace recría y terminación, la categoría fusible es la invernada de compra. Se trabaja siempre con terneros propios, aunque si hace falta se compran entre 500 y 2.000 animales.
Con respecto al devenir de la economía y del sector, Derito señaló: “Si entramos en un sistema de más estabilidad cambiaria, con una inflación más controlada, históricamente cuando eso ocurre la economía se estabiliza. Entonces hay que empezar a hacer sintonía fina en los detalles productivos, tenemos que empezar a ser más eficientes, porque ya las devaluaciones o los cambios de moneda no van a salvar de los errores que comentamos en la parte productiva. Las rentabilidades normalmente en épocas de estabilidad bajan y por eso hay que ser más cuidadosos”, recomienda.
Luego agregó: “El gobierno está hablando hoy, y ya nos dio la promesa, de que va a liberar el tipo de cambio y que va a sacar el Impuesto PAIS y las retenciones, pero en un periodo de tiempo. Si eso sucede vamos a tener más rentabilidad, y eso nos va a permitir producir más o ir más fuerte en tecnología de insumos para producir más cantidad”.
Además de la explotación ganadera Angus en La Ñata, en la empresa cuentan además con un planteo Hereford y con un tambo de 5.000 litros diarios. “Manejar un tambo es como conducir un Fórmula 1, genera mucha pasión, se aplica mucha tecnología y hay que estar siempre concentrado”, indicó Derito.
El tambo lo tienen en Navarro, una de las zonas lecheras cercanas a la ciudad de Buenos Aires. El establecimiento nació hace 25 por deseo de su padre, que fue quien fundó la empresa. “Yo no quería, le decía que nos iba a meter en un problema, pero luego te das cuenta que es apasionante, es muy intenso. Hay muchos aspectos que manejar con precisión, como nutrición, reproducción, aprovechamiento del pasto, la maquinaria”.
El establecimiento cuenta con 220 vacas en ordeñe y produce 5.000 litros. “Era hace pocos años un tambo mediano que va quedando entre los más chicos porque subió la escala. Hay planteos de mucho más volumen con tambos en calesita”.
Derito contó que los números de esta actividad no son los mejores y que si bien no han tenido años de pérdidas, “sí hemos tenido disgustos, porque tenés a veces problemas de personal, problemas sanitarios, reproductivos, siempre hay algo que te está apretando…”
“Pero bueno, en realidad es como un entrenamiento para todo lo que es ganadería porque es muy intenso”, completó.
Para mejorar los precios y que los números les den bien, decidieron comercializar la leche a través de un pool llamado Grupo L, que reúne 200.000 litros diarios y que tiene ciertas condiciones por estatuto, como por ejemplo que no se puede negociar más del 40% a la misma industria.
Derito dice que el tambo “apasiona porque es un partido que se juega todos los días y en cada uno se mide el resultado por la producción individual de las vacas. Si hacés un cambio en la nutrición o en la sanidad se refleja de inmediato en ese dato y eso lo hace apasionante e intensivo”.
Por eso consideró que esa intensidad es una formación clave para el manejo de la ganadería de carne. “Muchas cosas que aprendés en un tambo las podés transmitir a la ganadería de carne y hacer una cría más intensiva, más ajustada. El tema reproductivo es un tema clave en el tambo y en la cría, donde a veces no se cuida mucho. El aprovechamiento y la producción del pasto es otro tema importante. Toda la intensidad de la lechería se puede transmitir a la ganadería de carne para mejorar los índices productivos”, recomendó.
Soy vendedor de semillas y me es muy útil tener información de distintas zonas