Desde este fin de semana se sucedieron lluvias de diferentes milimetrajes que trajeron alivio a muchos productores, pero no compensaron el faltante de agua en el suelo ni tampoco pueden revertir el daño ya causado por la sequía a los cultivos de invierno, en especial el trigo.
Alejandro Ladaga es productor en 9 de Julio, en el centro oeste de Buenos Aires, donde La Niña hizo estragos. “Los trigos están muy afectados. No hay casi nada de maíz temprano sembrado y se apuntan los cañones al tardío, al tiempo que se largó la siembra de soja en lotes con algo de humedad, limpios y buena cobertura”, explicó sobre la evolución de la campaña en su región.
Con respecto al trigo, Ladaga dijo que en su caso logró cosechar 5.100 kilos por hectárea el año pasado. “Para este preveíamos 4.500 kilos o un poco menos pero no esta realidad. La expectativas de rindes es ahora de entre 1500 y 2000 kilos según el lote, lo que nos afectará el ingreso a fin de año”.
Como viene la mano más que ingreso lo que habrá son pérdidas económicas aseguradas. ya que con esos rindes esperados no se cubren ni siquiera los costos de implantación.
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“Tenemos 3.500 kilos por hectárea de costo de implantación con arrendamiento incluido y en campo propio es de 2.500 kilos. En el mejor de los casos en campo propio cambiamos la plata, y de ahí para abajo es todo quebranto. La realidad es que en muy pocos casos se saldrá empatado en nuestra zona”, evaluó el productor.
Con relación a la campaña de granos grueso (soja y maíz). Ladaga indicó que hay cambios de estrategias, ya que se dispone de muy bajo porcentaje de agua útil en el suelo, ya que las napas siguen bajas. Por eso, como muchos otros productores, optará por el maíz tardío.
“En esta región no se hacía tanto tardío, la relación era 60/40. Pero este año será 90/10. Se nota además la intención de pasar de maíz a soja y hay quienes están averiguando para ir a sorgo”, comentó.
Como si esto fuera poco la política no ayuda, y sigue pensando en su propia supervivencia. En esos planes no están contemplados los productores.
“En otros países los productores cuentan con seguros en los cuales el Estado participa con la prima, mientras que acá tenemos intervenciones inéditas en los mercados. En esos países, como Estados Unidos, hay una legislación que le da previsibilidad al productor y no cambios continuos de reglas de juego” señaló el productor.
El agricultor agregó que “hay un acostumbramiento a que estas cosas sucedan, no hay expectativas de que te ayuden y ya no te sorprende nada. El productor sabe que se las tiene que arreglar solo, le busca la vuelta, y a la seca la encara con agronomìa, uso de cabeza y planteos defensivos. Tranqueras afuera mucho no se puede esperar”.