Ya hemos contado días atrás un decreto del presidente Alberto Fernández y todo su gabinete de ministros que consagra el despojo a la Secretaría de Agricultura de toda la subsecretaría de Agricultura Familiar, que ahora pasará a ser un Instituto específico que dependerá burocráticamente de la Jefetaura de Gabinete y políticamente del Movimiento Evita de Emilio Pérsico y Chino Navarro.
Ese movimiento, que tiene su rama para el sector rural, se ha quedado históricamente (al menos desde 2012) con el manejo de la política pública para pequeños productores. Lo hizo el propio Pérsico cuando Cristina Kirchner era la presidenta. Y lo hacen ahora sus militantes con la propia Cristina como vicepresidenta visiblemente enfrentada con el Presidente Fernández. Por ahora, el Movimiento Evita se ha mostrado leal a Alberto. Y por eso tiene estos premios con espacipos de dinero y poder, aunnque impliquen un manoseo constante de la administración pública.
Las aguas están agitadas en el oficialismo. Y es obvio que ni Alberto ni Cristina, a tres años del inicio de su gestión, han logrado dar respuesta a las demandas históricas de un grupo de organizaciones sociales de pequeños productores que habían unido fuerzas en el Foro Agrario Nacional y Popular en tiempos de campaña electoral contra el macrismo, pero que luego -con el ascenso al poder- protagoniszaron una diáspora importante, preservando cada una de ellas su pequeño espacio de poder.
Ahora, al calor de la interna, hay otros realineamientos además de la creación de un Instituto Nacional de Agrlicultura Familiar donde solo ingresarán funcionarios ligados al Movimiento Evita, dejando afuera a muchas otras expresiones de este “ruralismo progre”.
Alineados más claramente con Cristina y el gobernador bonaerense Axel Kicillof, las huestes agropecuarias que están ligadas al dirigente Juan Grabois, y que hasta ahora estaban bajo el paraguas del MTE Rural, crearon a principios de septiembre una nueva entidad llamada Federación Rural para la Producción y el Arraigo. “Servirá como órgano de representación gremial de las familias agricultoras que hoy no están representadas en ninguna de las entidades agrarias existentes, y que sin embargo tienen pedidos urgentes como el acceso a la tierra, al crédito, a un comercio justo sin intermediarios y al apoyo de las economías populares”, se informó en aquel momento.
Los militantes de Grabois, que son los mismos que en este mismo gobierno acompañaron la gesta del llamado Proyecto Artigas con la toma de una estancia entrerriana de la familia Etchevehere, del ex ministro de Agroindustria del macrismo.
Por otro lado, otro grupo de organizaciones que habían dado forma el año pasado a la Mesa Agroalimentaria Argentina, harán un plenario este martes en la localidad de Camilo Aldao, provincia de Córdoba, y ampliarán su base de representación con nuevas incorporaciones. Este bloque está conformado por la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE), el Movimiento Nacional Campesino Indígena Somos Tierra (MNCI-ST) y la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la tierra (UTT).
“Además de discutir la coyuntura, el estado actual, la política agropecuaria de nuestro país, el encuentro reviste especial importancia dado que se sumarán la agrupación Bases Federadas y la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar (FONAF)”, afirmó Nahuel Levaggi, coordinador nacional de la UTT y presidente del Mercado Central de Buenos Aires.
Juan Manuel Rossi, el presidente de FECOFE, explicó que “la incorporación de estas entidades fortalece este espacio que representa a los productores y productoras de alimentos, acentuando su desarrollo federal pensando, sobre todo, en el mercado interno, la comercialización justa, el abastecimiento y logística de manera soberana”.