La Argentina cuenta desde hace 12 años con una marca país cuyo objetivo es potenciar la producción de alimentos de calidad, destinados tanto al mercado interno como para la exportación. Es una de las pocas cosas en la que coinciden los políticos de todos los signos: uno de los caminos para el desarrollo nacional pasa por agregar valor a las materias primas, para generar más riqueza y sobre todo más trabajo. Es eso lo que se persigue con el sello “Alimentos Argentinos, una opción natural”.
El origen de este sello viene de 2005, a través de la Resolución 392 de la ex Secretaría de Agricultura. Pero en 2014, esta “escarapela alimentaria” fue ratificada por Ley Nacional 26.967, votada por unanimidad en el Congreso. Se trata de una marca registrada, cuyo isologotipo (el sello propiamente dicho) es cedido gratuitamente por el Estado a las empresas productoras de alimentos, para que lo luzcan en sus envases.
Gratis, sí. Pero sencillo no tanto. Las empresas que quieran acceder el Sello Alimentos Argentinos tienen que cumplir con determinados protocolos de calidad, que son definidos en una negociación entre la Subsecretaría de Alimentos y Bebidas del Ministerio de Agroindustria y las cámaras representativas de cada cadena productiva.
Actualmente existen unos 40 de esos protocolos, que luego son auditados por una veintena de empresas certificadoras. Esos documentos contienen los requisitos necesarios para obtener un producto de calidad diferenciada y con trazabilidad. Hay protocolo para miel, para jamón crudo y cocido, para aceite de oliva, para girasol y soja, para dulce de leche, para distintos quesos, para la yerba mate, las pasas de uvas, entre varios otros.
“Aplicar estos protocolos es un esfuerzo que se verá 100% recompensado, sobre todo porque las empresas ordenan sus procesos de producción y levantan la vara”, dijo Pablo Morón, el responsable de este programa en Agroindustria.
De todos modos, a pesar del tiempo transcurrido, hasta ahora solo un puñado de empresas decidieron hacer el esfuerzo para lucir este sello de calidad. Y llegan apenas a un centenar los alimentos que lo lucen en sus envases. Resulta apenas una fracción mínima de la oferta total de alimentos y bebidas de la Argentina.
Ver el catálogo actual de los alimentos que lucen el sello de calidad.
La explicación es que hasta ahora, a pesar de las buenas intenciones de todos los políticos, no se habían podido construir los estímulos necesarios para que las empresas del sector se convencieran de que utilizar el Sello era realmente provechoso. Recién en los últimos meses el gobierno nacional pudo poner en línea una serie de medidas que están llamando la atención de los operadores.
Por ejemplo:
- Las empresas que acceden al Sello obtienen un 0,5% adicional a l porcentaje correspondiente en su posición arancelaria para cobrar los reintegros a la exportación reimplantados por Decreto 1341/16, que entraron en vigencia a principio de este año. Es decir que si el alimento X debe cobrar un 4% de reintegro (tomando como base su valor FOB), recibirá el 4,5% en caso de sumarse a la marca país.
- Quienes aprueben los protocolos, además, tendrán acceso a financiamiento del Programa Nacional de Certificados de Calidad en Alimentos “Sumar Valor”, que maneja la propia Subsecretaría de Alimentos y Bebidas.
- A la vez, se les cubrirán todos los costos para participar de una feria al año dentro del calendario de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional.
- Además se asegurarán tener participación gratuita en stands en ferias, exposiciones, seminarios y rondas de negocios, tanto nacionales e internacionales.
“Por la plata baila el mono”, dice el refrán. Lo cierto es que a partir de la implementación de esta serie de beneficios muchos sectores se acercaron a Agroindustria, ahora apresurados por negociar sus respectivos protocolos de calidad. Hay una serie de discusiones en marcha para sumar a los molinos de harina de trigo, los frigoríficos de carne bovina, las avícolas, las empacadoras de peras y manzanas y otras ramas de la industria alimenticia de mayor peso en el total de las exportaciones y el mercado doméstico.
Así, el sello Alimentos Argentinos comenzará a cumplir con la idea original de sus creadores. Esta era, en primer lugar, la creación de una imagen que resulte notoria y familiar para los consumidores. Y en segunda instancia, que luego esa imagen se transforme en una garantía de cierto nivel de calidad y satisfacción para quienes adquieran los productos de origen argentino.
Artículo publicado en el suplemento Agro de Télam del viernes 20 de octubre de 2017