El reciente informe de precios de la carne vacuna que mide los valores del producto en los grandes centros de consumo del país (CABA y GBA, Córdoba y Rosario) da cuenta de que este alimento es ahora uno de los que contiene que no haya una inflación mayor. Nadie, sin embargo, se lo agradece. Los políticos solo se acuerdan cuando la carne sube.
Los que llevan las de perder en la cadena ganadera son los feedloteros, que flaco favor le están haciendo a los funcionarios asumiendo las pérdidas que dan cuenta de la poca capacidad de pago del consum interno.
Hace 6 meses que el precio de la carne no sube o aumenta mucho menos que el promedio de precios. El mes pasado la carne subió 2,2%, la tercera parte del promedio informado por el Indec, que fue de 6,3%.
Pero en adelante se espera que la oferta de carne vacuna comience a bajar. Los feedlos se están vaciando y no reponen. Y en el primer cuatrimestre del año que viene, cuando se ofrezca el ternero, no habrá maíz y lo poco que se encuentre estará bien caro.
En consecuencia se espera poca oferta ganadera y si el consumo algo reacciona, la inflación sería más que la actual. Eso sin contar lo que suceda con otros rubros como por caso las actualizaciones pendientes en tarifas.
La carne en el último año aumentó 72%, según los datos del IPCVA, y la inflación fue de 98%. Hay una brecha evidente que en algún momento será saldada.
Por otra parte la hacienda subió todavía menos, 65%. Los industriales dicen que eso tiene que ver con que hay mucha oferta y con la suba de sus costos, entre los que destacan al rubro energético y las paritarias que se volvieron a negociar en estos días.
Otro dato que se desprende del informe del IPCVA es que es diferente el público que compra en los diferentes puntos de ventas.
El informe establece que cortes como el peceto tienen un precio un 19,8% más alto en los supermercados con respecto a las carnicerías, y que la colita de cuadril tiene un precio un 17,6% más caro en los supermercados comparado con el precio de las carnicerías. En el caso del lomo, la diferencia se acerca a 227 pesos, un 13,1% superior en los supermercados con respecto a las carnicerías.
Pese a la “barata” acordada por los supermercados y frigoríficos exportadores con el gobierno, también los cortes más populares, como los que se usan para milanesas, es el caso de la nalga, como también la carne picada y el asado, se venden más caros en los supermercados.
Esto da cuenta de que quien compra en el supermercado busca lo cortes más caros y tiene más poder de compra, mientras que el va a la carnicería selecciona el corte y busca los más económicos.
Finalmente en el informe del IPCVA se destaca que el pollo, que se vende más en la segunda parte del año y que guarda una relación de 3 a 1 con el asado, aumentó 99% en el último año, en línea con la inflación y las posibilidades de compra de una población empobrecida.
También la carne de cerdo subió más que la carne vacuna, ya que su incremento anual fue de 78%.