María Soledad González corre con varias ventajas sobre nosotros en esta cuarentena. En vez de estar encerrada en un gris departamento, esta periodista disfruta de un gran patio soleado en su casa de San Martín, una ciudad ubicada a 50 kilómetros al este de Mendoza y de la redacción del diario Los Andes, donde ella trabaja. Por ahora viene haciendo “patio office”, lo cual le resulta bastante sencillo porque su localidad está enclavada en la mayor zona vitivinícola del país. Imposible que no lleguen hasta ella las noticias de ese sector productivo.
¿Cómo encontró a la Mendoza productiva la irrupción del coronavirus en nuestras vidas? En esa provincia, nos contó Soledad, la temporada fuerte de cosechas va desde diciembre hasta fines de abril. La tarea más importante es la Vendimia, ya que la provincia cuenta con unas 170 mil hectáreas implantadas y aporta el 80% de la producción nacional de vino. La recolección de las uvas comienza a fines de febrero con las blancas, prosigue con las criollas y termina en las nuevas zonas vitivinícolas con las uvas para varietales.
“Esta cuarentena nos ha agarrado complicados. La cosecha es manual, pues la mecanizada es solo para 15 a 20% del área. El resto son cuadrillas de trabajadores y por eso hubo un bache para acomodar el tema”, nos comentó la colega mendocina. Finalmente, a esta altura de abril, la cosecha “se levantó a pesar de que las cuadrillas son reducidas. Pero se levantó. Ayudó que se empezó a pagar un poco mas la ficha para darle un incentivo a los cosecheros”. La ficha corresponde a la paga por cada canasto de 18/20 kilos de uva recogida por los trabajadores rurales.
Mirá la crónica de Soledad González desde Mendoza:
González relató que el Instituto Nacional de Vitivinicultura (que nuestro editori Matías Longoni intenta presidir en cada cambio de gobierno, pero sin éxito), había pronosticado al inicio de la temporada una cosecha de 21 millones de quintales. “Hasta ahora se cosecharon 19 millones y esperamos algo más al terminar… Será una cosecha chica, porque a veces suelen lograrse 22 millones de quintales”, nos explicó Soledad.
-¿Y hubo mejoras en los precios por esta menor oferta?- le preguntamos. Bichos de Campo grabó un programa sobre la vendimia a principios de marzo, y las quejas de los productores por los bajos precios eran recurrentes.
-De alguna forma sí, sobre todo para las uvas criollas que van al vino tetra. Pero hay un problema con los industriales. Muchos bodegueros piden laburar a fasón- nos contestó Soledad. Quiere decir que hay mucho “vino de traslado”, que todavía no tiene un precio definido, lo que dependerá de cómo evoluciones las ventas del sector en los próximos meses post-cuarentena. “Ahora todo dependerá del consumo”, nos alertó la periodista. Por ahora, al parecer, el mercado interno de vinos se sostiene, pero las exportaciones han caído a una mínima expresión.
La editora económica de Los Andes también habló de la situación de la olivicultura, un sector muy tradicional donde ahora comienza la cosecha, primero de las aceitunas de mesa y luego de las variedades aceiteras. “El sector está con serios problemas de conseguir mano de obra. La cosecha se preanuncia de 50% menos”, alertó. Luego ratificó que en este escenario “podrían quedar plantaciones sin cosechar”.
En Mendoza la ganadería bovina no es importante, pues el stock provincial es de apenas 500 mil cabezas, el 1% del nacional. De todos modos, en el sur provincial, “hay un núcleo interesante” de cría en secano, que “está muy complicado con el transito a San Luis”. El tema es clave, porque los terneros que nacen en Mendoza suelen ser derivados a campos más productivos en esa provincia y en La Pampa. De lo contrario, no hay alimento suficiente para mantenerlos.
-¿Qué es lo que harás cuando finalmente puedas salir?- le preguntamos a Soledad a modo de despedida.
-Lo primero que voy a hacer es juntarme con un par de amigas y destapar buen vino al aire libre, y hablar sobre lo que nos ha pasado. Asado, buen vino y compartirlo con el que uno quiere.