Las firmas del rubro alimenticio continúan siendo las menos castigadas por la cuarentena obligatoria, pero lo cierto es que, a pesar de haber experimentado una reactivación en el consumo entre marzo y abril, sus índices de rentabilidad están muy por debajo de lo aceptable ante el incremento de los costos y la imposibilidad de trasladar parte de esta suba a los precios finales.
Tal es el caso de la láctea Mastellone Hnos, dueños de la marca La Serenisima, que recientemente presentó su balance trimestral cerrado en marzo pasado, en el que detallaron que durante el primer trimestre del año, con ventas de poco más de 15.000 millones de pesos, obtuvieron un resultado negativo de 1.470 millones. Un año antes facturaba 13.600 millones de pesos, pero en aquel entonces terminaba con un rojo de 661 millones. Así es que en el primer trimestre del 2020 la empresa argentina terminó perdiendo un 120% más en la comparación interanual.
Escuchá el micro radial de agronegocios de cada sábado, por Yanina Otero:
La láctea festeja por un lado una cierta reactivación en el consumo a partir de la cuarentena, pero explica que el incremento de los costos no pudo ser trasladado a los precios de los productores de ese rubro, en especial el sachet de leche, que están congelados desde noviembre del año pasado.
Un poco más positivo es el caso de la pyme lácteos Luz Azul, que en plena cuarentena duplicó sus ventas totales y hasta cuadruplicó las ventas de productos específicos, como el queso fresco y dulce leche.
Lógicamente esto sucede porque la gente está cocinando mucho más en sus casas y ante el confinamiento sus gastos están direccionados primordialmente hacia la alimentación.
Desde Luz Azul además detallan que esta profunda crisis económica, con un sinfín de rubros todavía paralizados, le trajo una oportunidad de negocios. La empresa que tiene 36 locales de venta directa al público, sumaría nuevas franquicias a su red. Detallan que hay pequeños inversores que se están reconvirtiendo desde otros rubros, por ejemplo, gente que tenía un pequeño salón de fiestas y lo reconvertirá a un local de venta de la empresa.
Por otro lado, esta semana la empresa de cosechadoras Vassalli acordó una línea de financiación para la compra de maquinaria agrícola con el Banco Santander. El convenio especifica que aquellos clientes que quieras adquirir una cosechadora Vassalli podrán financiar entre el 50 y el 70% del valor de la máquina a plazos de 36 o 48 meses. La tasa especial que acordó Vassalli para estos créditos va del 14,5 al 25,10%, de acuerdo con la opción que el comprador elija.
La fábrica de cosechadoras había comenzado a producir en febrero pasado luego de más de un año de inactividad. En diciembre pasado tomó el control de la firma un grupo de inversores locales que inyectó el capital necesario no solo para reactivar la planta sino también para pagar los salarios de sus más de 300 operarios. La pandemia la obligó otra vez a cerrar su planta- Pero ahora, luego de más de 50 días de actividad, nuevamente la empresa comenzó a funcionar.
En este contexto, Héctor Sendoya, director comercial de la firma, adelantó que para este año prevén vender al menos tres cosechadoras al mes y para el 2021 duplicar este volumen. El objetivo es recuperar su participación en el mercado local de maquinaria agrícola. “Somos la única firma argentina fabricante de cosechadoras. Confiamos que estamos a grandes oportunidades en el mercado local donde la plaza de maquinaria agrícola tiene mucho por renovarse”, detalló el empresario.