El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, encabeza una lucha encarnizada contra la concentración en el negocio frigorífico de los Estados Unidos, y recientemente anunció el desembolso de más de 1.000 millones de dólares destinados a incentivar el desarrollo de frigoríficos independientes que le puedan hacer competencia a los grandes conglomerados de faena, a los que acusa de manejar los precios.
Concretamente el mandatario norteamericano busca restarle poderío a JBS, Marfrig, Cargill y Tyson Foods, quienes en conjunto manejan el 85% del mercado de la carne en el país del norte. Dos de esos grupos son de origen brasileño y también han tenido presencia en la Argentina.
Biden acusa directamente a estas multinacionales de que la carne vacuna aumentara 20% durante el último año en los Estados Unidos, acelerando de esta manera la inflación. Pero lo cierto es que diversos economistas señalan que la suba de precios está fundamentada por la menor disponibilidad de ganado proveniente de Brasil y Australia, a lo que se suman además las restricciones impuestas a las exportaciones en Argentina, junto con los incrementos de los costos derivados de la pandemia. Uno de los grandes inconvenientes que tuvieron que afrontar los grandes frigoríficos fue el ausentismo laboral por los contagios de Covid.
Finalmente, otro punto clave es la alta demanda por parte de los consumidores, en un contexto en el que Biden inyectó millones de dólares para que no se frene la economía del país del norte.
Más allá de las explicaciones de los economistas, la postura del mandatario es inamovible y por eso promete más acciones para limitar el “poder monopólico” de la industria cárnica estadounidense.
En este marco, luego de que el presidente de Estados Unidos relanzara su ofensiva contra este grupo de empresas, las acciones de JBS cerraron con una caída del 4,22%, mientras que las acciones de Marfrig retrocedieron un 3,62%, una reacción lógica por parte de los inversores temerosos de los posibles alcances del plan presidencial.
Apenas unos días después un informe del banco de inversión Morgan Stanley logró calmar las aguas al destacar que en el anuncio del gobierno estadounidense no hubo indicios de que habrá controles de precios, lo que disipa los temores sobre la operación de las empresas brasileñas JBS y Marfrig.
“El ruido político es siempre una fuente de preocupación para cualquiera que esté siguiendo el mercado de las proteínas, pero a primera vista el plan no parece tener implicaciones importantes a largo plazo para las empresas”, detallaron.
En tanto, los analistas de Morgan Stanley tienen una recomendación de compra para los activos de JBS, con un precio objetivo de 54 reales, es decir más del 49% de lo que cotiza actualmente.
A vez , la consultora financiera XP cree que los márgenes de las empacadoras de carne en Estados Unidos caerán pronto, pero no por iniciativa del presidente de ese país. “La contracción de los márgenes probablemente se deba al aumento de la ganadería, los mayores costos laborales, la escasez de mano de obra, probablemente el principal problema en el corto plazo, y la presión sobre los precios de los cereales”, concluyeron.