La gigante alimenticia Arcor presentó recientemente su último balance por el período de nueve meses y quedó en evidencia una contradicción, ya que a pesar de que sus ventas cayeron fuertemente logró ganar más que en el mismo período del año anterior.
La explicación a este fenómeno fue la implementación de un severo plan de ajuste de costos, que le permitió exhibir una ganancia de 4.001 millones de pesos en los primeros nueve meses de este año, según el balance actualizado al 30 de septiembre. Con esa receta, la alimenticia de la familia Pagani logró revertir las pérdidas por 3.547 millones que había sufrido en el mismo período de 2019.
Según se evidencia en el balance, en comparación con el mismo período del año anterior, este año las ventas totales cayeron 4,4% con relación a los 126.501 millones de pesos de 2019.
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El ajuste del que hace incluso mención la firma en la memoria de su balance incluyó, entre otras medidas, el cierre de una fábrica en Mendoza y la paralización de su producción en varias plantas por acumulación de stocks.
Según el comunicado enviado por Arcor, el año pasado sus cuentas sufrieron las consecuencias de la diferencia de tipo cambio sobre su deuda en dólares, como consecuencia de la devaluación del peso que se aceleró tras las elecciones PASO.
En cambio, este año su posición se vio fortalecida por las medidas de contención de gastos aplicadas en los últimos doce meses, un control muy estricto de los niveles de stock, un adecuado manejo del capital de trabajo y un menor nivel de endeudamiento, con la consecuente reducción de cargos financieros por intereses.
De la consolidada Arcor, pasamos a una empresa que está dando sus primeros pasos de la mano de la soja no transgénica o convencional, un nicho pequeño de mercado pero cada vez más requerido desde algunos clientes del exterior.
La buena nueva viene de la mano del ingeniero agrónomo y fitomejorador Julio Ferrarotti, quien se asoció con otros cinco empresarios argentinos para formar la empresa Haziak, dedicada al mejoramiento genético, producción y comercialización de soja no transgénica.
Esta empresa está totalmente integrada. Es decir, se dedica a la investigación, desarrollo de cultivares, producción y posterior comercialización de soja no transgénica con fines de exportación.
Según contó el propio Ferrarotti, el proyecto nació en 2016 cuando el ingeniero agrónomo -de larga trayectoria en el ámbito de la investigación-, comenzó a trabajar junto a sus socios en las líneas de investigación de dos variedades de soja no modificada. Ahora, en el corto plazo, registrarán las dos primeras novedades en el registro de propiedad intelectual, que serán exclusivamente para su uso.
Luego, en la próxima temporada 2021/22, planean sembrar las primeras 600 hectáreas para abastecer un primer pedido que ya tienen, por un total de 2.000 toneladas.
El plan es abastecer la creciente demanda internacional de soja no transgénica, con productos premium diseñados para las necesidades de los compradores. Principalmente en Europa y Norteamérica hay una gran demanda de soja no OGM, tanto para consumo humano como para engorde orgánico de animales.
La empresa argentina Haziak, que en euskera o vasco significa “semilla”, está enfocada a mercados pequeños pero muy rentables. Su administración está ubicada en la ciudad de Rosario y el campo experimental en la ciudad de Monte Buey Córdoba, sobre 10.000 hectáreas propias.
Para la próxima campaña parece que se las trae.