América Latina afronta un período de sequía general y se han registrado bajantes en numerosos caudales de agua. Mientras el Gobierno Nacional decretó la emergencia hídrica para el Río Paraná por 180 días, la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) hizo algo similar para la cuenca de los ríos Neuquén, Limay y Negro, que son claves para la Patagonia Norte y aportan el agua para riego para las chacras del Alto Valle, una zona que viene soportando 13 años de sequía ininterrumpida.
“El estado de situación de la cuenca es grave. La diferencia del año pasado a este es que tenemos 4.000 millones de litros menos de agua. Mayo, junio y julio no nos ha dado la humedad de un invierno normal, no tenemos nieve, no se han recargado los acuíferos y por lo tanto nosotros no vemos que podamos reponer el agua que hemos perdido”, señaló Elías Sapag, representante de Neuquén en la AIC, en el programa Vos a Diario de la radio RN (89.3).
El objetivo de los administradores de la cuenca, entonces, será priorizar el recurso hídrico para el consumo en las ciudades –que representa el 10% del total-, para la industria -que representa el 20%-, y para el riego productivo –que representa el 70% restante.
Además de la falta de precipitaciones, que arrastran una bajante de 6.000 hectómetros (6 billones de litros) en los embalses -lo que equivale casi a un tercio del caudal del lago El Chocón-Ramos Mexia-, Sapag llevó la atención también al aumento de la demanda para la generación de energía hidroeléctrica e instó en la necesidad de “gobernar nuestra agua” y “tener nuestras represas en manos de Río Negro y Neuquén”.
Las proyecciones de la AIC sugieren que en lo que queda del invierno el nivel de erogación se mantendrá en 300 metros cúbicos por segundo aguas abajo del Limay, y en 35 metros en el Neuquén, con la proyección de elevarse hasta los 120 metros cúbicos por segundo cuando inicie la temporada de riego.
Ahora bien, ¿qué impacto podría tener esto en la producción de peras y manzanas? Bichos de Campo habló con Sebastián Hernández, presidente de la Federación de productores de Fruta de Río Negro, quien indicó según las promesas de la AIC “la cuota de agua de este año y el que viene estaría asegurada”.
“La AIC ha determinado bajar el nivel de erogación del año pasado a este. Se ve que hay un claro desabastecimiento de agua. Puede haber un problema más adelanta, pero hoy lo tendríamos asegurado”, afirmó Hernández. En el Alto Valle se produce el 80% de la oferta nacional de peras y manzanas, además de otras frutas y mucho forraje para la hacienda.
Aún así, el dirigente no omitió puntualizar en el hecho de que la situación del sector frutícola no es peor porque lo cierto es que hay muchas menos hectáreas productivas en funcionamiento.
“Hay que tener en cuenta que nuestra actividad dejó muchas hectáreas sin trabajar, por lo que hay menos consumo de agua del que se necesitaría. Si estuviera todo el Valle produciendo seguramente no alcanzaría”, confesó Hernández.
Agregó que “actualmente estamos alrededor de unas 60 mil hectáreas de las 160 mil que supone una producción completa”. Esto se debe principalmente a cuestiones económicas que bajaron la rentabilidad y que obligaron a muchos productores a dejar de trabajar sus chacras.