Todos conocen los lazos históricos entre la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) y la empresa Bioceres, que junto al Conicet desarrolló los primeros cultivos transgénicos del país. La soja HB4 se lanzó en 2015 pero todavía está pendiente de aprobación por parte de China, aunque nadie la discute. El trigo HB4 enfrenta un escenario mucho más complejo: fue avalado oficialmente este año pero pende de una autorización semejante de Brasil. Pero en este caso la cadena triguera se ha manifestado casi toda en contra. Muchos temen que la Argentina pierda mercados para el cereal que es de consumo humano directo.
Aapresid, muchos de cuyos integrantes son socios fundadores y accionistas de la empresa de biotecnología con sede en Rosario, salió a bancar la parada. En un comunicado, este grupo de productores recordó que siempre ha apoyado la incorporación de este tipo de innovaciones en la agricultura argentina y no dejará de hacerlo frente a la irrupción de este trigo que fue modificado genéticamente para aportar una mayor resistencia a la sequía.
“Como es sabido, el desarrollo de diferentes eventos biotecnológicos confieren a los cultivos características deseables que mejoran la performance y la sanidad, permiten controlar diferentes plagas a través de la generación de defensas en las propias plantas, habilitan el uso de diferentes tecnologías fitosanitarias, y ayudan a producir alimentos funcionales y enzimas útiles para las industrias alimentarias, entre otras propiedades buscadas”, afirmó Aapresid en su comunicado.
Luego de reafirmar que siempre “ha mantenido una posición a favor de la aplicación y el uso de las biotecnologías”, la entidad se refirió al trigo HB4 que ha sido tan controversial. “Aapresid vislumbra el claro potencial que tiene y considera que permitirá aportar mayor sustentabilidad y estabilidad productiva en las diferentes regiones agroecológicas del sistema agrícola argentino, en un contexto de cambio climático”, afirmó.
En el comunicado, Aapresid dedicó un párrafo a los integrantes de la cadena triguera que expresaron su temor a una contaminación de diferentes lotes de trigo en el caso de que esta variedad sea finalmente introducida al mercado, o incluso antes. Entre estos, los acopiadores ya han amagado con recurrir a la justicia debido a la gran cantidad de semilla de trigo HB4 que fue autorizada por las autoridades regulatorias, incluso antes de su liberación definitiva.
Contra estos temores, los impulsores de la siembra directa afirmaron que perciben la aprobación de estas variedad de trigo transgénico como “una oportunidad de mejora en cuanto a la modernización de los mercados de trigo, de manera que el sistema de comercialización argentino sea capaz de instrumentar la segregación de calidades destino molinería y de variedades según usos, más allá de las que contienen el evento”. Esto es, generar canales para separar un trigo de otro trigo, evitando las mezclas y los cruces.
“Desde Aapresid planteamos la necesidad de ejercer la responsabilidad de comunicar e informar objetivamente, de la mano del conocimiento generado bajo metodología científica, que les permita a estas tecnologías de mejoramiento vegetal que ya superaron todas las evaluaciones de bioseguridad, adquirir una mayor confianza por parte de los consumidores locales y de otras latitudes”, terminó el comunicado de aguante a Bioceres.