En un mundo cada vez más interconectado, donde las distancias se acortan por intereses compartidos más que por cercanías geográficas, el Mercosur y Vietnam podrían haber encontrado un punto de encuentro. En los últimos años, los vínculos entre el bloque sudamericano y el país del sudeste asiático comenzaron a intensificarse con el objetivo de avanzar hacia un acuerdo comercial que facilite el intercambio de bienes, abra mercados y consolide una relación estratégica.
Desde Hanoi, las señales han sido consistentes. Vietnam ya concluyó su revisión interna y está listo para iniciar negociaciones formales de un Tratado de Libre Comercio con el Mercosur. Lo confirmó el propio presidente de la Asamblea Nacional, en una serie de encuentros bilaterales con funcionarios del bloque. El entusiasmo vietnamita es grande, y encuentra sustento en que su economía en crecimiento necesita insumos agrícolas y alimentos, mientras que sus industrias textiles, electrónicas y manufactureras buscan nuevos destinos.
Del este lado del mundo, la propuesta también empezó a ganar peso político. Fue el presidente brasileño Lula da Silva quien, ejerciendo la presidencia pro témpore del Mercosur, empujó la idea en su reciente visita a Hanoi. Habló de carne, aviones, inversiones y logística. En paralelo, gobernadores de provincias argentinas como Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos viajaron al país asiático a buscar más y mejores canales para productos como carne porcina, lácteos, cítricos y legumbres. Y se encontraron con un interlocutor dispuesto.
Todavía no hay una mesa formal de negociación, pero las piezas parecen acomodarse. Hay apoyos diplomáticos, acuerdos bilaterales incipientes, y sobre todo, una convicción creciente de que este puede ser un paso clave para diversificar exportaciones, reducir dependencia de mercados tradicionales y ganar competitividad en Asia.
Y en ese escenario de expectativas crecientes, algunos actores privados ya tienen algo para decir desde la trinchera del comercio real. Es que un acuerdo comercial como el que podría generarse, restaría aranceles a las exportaciones argentinas, lo que redundará en mejores condiciones para los productores nacionales.
Uno de los complejos que podría beneficiarse con este acuerdo sería el de las legumbres. El consumo de las legumbres que Argentina produce, es alto en Vietnam y en otros países de esa región, que tienen a este como puerta de entrada.
Luis Vico, argentino y licenciado en Comercio Internacional, vive en la ciudad de Ho Chi Minh, al sur de Vietnam. Desde allí, se dedica a vender legumbres argentinas al mercado asiático. Es trader del grupo Familia Crestón, dirige la comercializadora Fénix SG en Singapur y representa a SurFood, la firma que se encarga de comprar a los productores del NOA, acopiar y exportar desde la Argentina.
A pesar de la inversión horaria, dialogamos con este especialista para entender los beneficios que podría tener este acuerdo para los productores del NOA y qué oportunidades industriales se podrían abrir.
“Mi trabajo es muy de calle”, cuenta. “Voy a ferias, visito clientes, escucho lo que necesitan, cómo consumen, qué tipo de calidad buscan y también estoy cerca si hay una queja. Esa presencia vale mucho”.
Los productos que comercializa Luis son porotos mungo, pero también adzuki, poroto blanco y negro, chía, sésamo y maíz pisingallo. “Todo eso lo exportamos desde Argentina para países como Vietnam, Malasia, Filipinas, Taiwán, Japón o Tailandia. El que más compra es Vietnam, sobre todo poroto mungo”.
Ese grano en particular, que muchos en Argentina aún miran con desconfianza por desconocimiento, es parte de la dieta diaria en Asia. “Vietnam importa 200.000 toneladas por año. De esas, el 50% las provee Myanmar, un 30% Australia y Camboya, y el 20% restante se reparte entre Argentina, Brasil y Venezuela. Pero eso está cambiando”, asegura Vico.
Argentina, dice, viene creciendo. “En 2016 exportábamos 25.000 toneladas. En 2023 fueron entre 60 y 70 mil. Vietnam antes compraba 4.000 toneladas, ahora nos compra casi 30.000. Es un salto enorme”. El poroto mungo argentino, sin embargo, tiene un destino bien concreto: “Va 100% a la industria. No competimos en sprouting, que es el brote fresco para consumo directo. Ahí mandan China, Australia y Myanmar. Nosotros abastecemos a las fábricas que hacen el mung dal, que es el grano partido y pelado, o lo usan para dulces, sopas y platos tradicionales”.
Pero la parte más interesante aparece cuando se habla del acuerdo de libre comercio que el Mercosur negocia con Vietnam. Hoy, los productos argentinos pagan entre 15 y 25% de arancel al ingresar al país asiático. “Nuestros competidores, como Myanmar, Australia o China, no pagan nada. Eso nos deja en desventaja. Si se firma el tratado, ese arancel bajaría a cero y los productos argentinos podrían ser entre un 25 y un 30% más baratos para el importador vietnamita”.
Eso, cree Vico, movería el tablero. “Ya somos competitivos en precio y calidad. Pero si además desaparece esa barrera, podríamos duplicar nuestras ventas. Vietnam compra 200.000 toneladas y nosotros podríamos pasar de 30.000 a 80.000. El potencial es enorme”.
¿Y hay producción para abastecer esa demanda? “Sí, sin dudas. Argentina ya exportó 75.000 toneladas en otras campañas, y si esto llega al productor, los volúmenes van a crecer. Hay muchos en Salta que ya están viendo el mungo con otros ojos”.
El tratado no solo beneficiaría al poroto mungo. “También a la chía, al sésamo, al maíz pisingallo, al garbanzo. Todas las especialidades que hacemos en el NOA quedarían más competitivas si se eliminan los aranceles”.
De hecho, el sésamo es la otra gran apuesta. “Japón importa 250.000 toneladas al año, casi todo desde África. Pero África tiene problemas de pesticidas y logística. Argentina produce un sésamo más limpio, con menor uso de químicos, y eso puede ser clave. Hoy exportamos apenas 300 toneladas, pero podríamos llegar a 40 o 50 mil si se dan las condiciones”.
Según entiende Vico, la producción necesita mercados estables, abiertos y exigentes. “Por eso este acuerdo es tan importante. No solo porque abre oportunidades para los exportadores, sino porque también puede generar una nueva dinámica productiva en el norte argentino”, resume el funcionario exportador.
Que grande lucho y familia creston , abriendo caminos y marcando rumbos . Abzo