Por Matías Longoni (@matiaslongoni).-
Estimado lector. No crea siempre en los pronósticos que nos anticipan cataclismos. Nos hacen vivir angustiados y no siempre se cumplen.
Bramaban tragedia las fábricas aceiteras que en los últimos años, como anexo al negocio de la molienda de soja, añadieron pujantes fábricas llenas de tuberías y calderas para elaborar -a partir del aceite extraído a ese poroto- el famoso biodiésel. Lo hicieron, anticiparon un cataclismo, cuando el gobierno proteccionista de Donald Trump, tras una investigación por presunto dúmping, les aplicó aranceles prohibitivos, que después confirmaría y hasta elevaría. Esa decisión nos dejaría fuera del mercado. Una catástrofe, decían. Pero poco reconocía el sector que el diferencial de retenciones entre la materia prima y el producto terminado era algo exagerado, de unos treinta puntos más o menos.
Lo hicieron también, lanzaron gritos de desgarro ante el dramático porvenir, las fábricas de bioetanol. Fue cuando el ministro de Energía, Juan José Aranguren, decidió revisar en octubre la estructura de precios que pagaban las petroleras por ese biocombustible para el mercado interno, porque sospechaba un poquito que se estaba subsidiando demasiado a ese sector de la agroindustria. La revisión está en proceso y debería culminar ahora, en marzo. Podría suceder lo peor, nos avisaron.
Estamos llegando al segundo bimestre de 2018 (no será semestre, pero también vale) y ni una ni otra tragedia se han cumplido. Por el contrario, se acaban de conocer las cifras del INDEC sobre el mercado de biocombustibles a lo largo de todo 2017. Muestran los datos oficiales que, muy lejos del cataclismo que se profetizaba, ambos productos han mostrado signos de vigoroso crecimiento.
Según datos del INDEC, repito por si acaso, el INDEC, finalizado el cuarto trimestre la Argentina produjo 2.871.707 toneladas de biodiésel, cerca de 7% más que las 2.659.275 toneladas de todo 2016.
#DatoINDEC
La producción de biodiésel aumentó 8% en 2017 respecto de 2016, y la de bioetanol, 24,2%https://t.co/bfjOgTWJ6o pic.twitter.com/zupEroMqL5— INDEC Argentina (@INDECArgentina) February 27, 2018
De ese total, 1.173.419 toneladas de biodiésel fueron para el corte del gasoil en el mercado interno y 1.650.312 toneladas se exportaron, hasta donde se pudo hacia EE.UU. y luego a otros mercados, fundamentalmente Europa. En ambos casos, los registros de 2017 fueron superiores a los del año anterior. Crecieron 13,2% y 1,5% respectivamente.
En definitiva, la cruenta caída de los embarques no se produjo. A pesar de todas las quejas por las barreras de Estados Unidos y Europa, las grandes fábricas aceiteras exportaron 1.650.312 toneladas el año pasado, manteniendo y superando levemente los niveles de 2016, cuando se habían exportado 1.626.268 toneladas.
Y si bien es cierto que las exportaciones cayeron 30% en el tercer trimestre de 2017, cuando Trump anunciaba las extremas represalias contra el biodiésel argentino, también es cierto que volvieron a subir los últimos tres meses del año, quedando finalmente en esta situación de equilibrio.
Los pronósticos sobre el cierre de fábricas tampoco se concretaron en el negocio del bioetanol, el combustible verde que se utiliza para cortar las naftas en el mercado doméstico. Los fabricantes -tanto en base a caña de azúcar como de maíz- avisaban que se desplomaban y desaparecerían cuando Aranguren anunció una revisión de los precios. Pero al cabo de 2017 la producción local subió 24%. Pasó de 889.946 toneladas en 2016 a 1.105.017 toneladas en 2017.
Subió 24%. Si tomáramos solamente el último trimestre de 2017, durante la ofensiva de Aranguren para bajar los precios del corte, veríamos en las cifras oficiales que el crecimiento fue de casi 15% respecto de igual periodo de 2016.
En fin, sin comentarios. Los datos duros muestran que hasta ahora los más agoreros pronósticos de ambas industrias formaban solo parte de “el que no llora no mama” tan habitual por estos pagos.
Los defensores de esas industrias dirán ahora que es demasiado pronto para sacar conclusiones, y que el impacto en los negocios se comenzará recién a notar en los embarques del primer trimestre de 2018. O en el segundo semestre.
Bueno. Cuando se conozcan las cifras oficiales, informaremos sobre ello. Ya no queremos equivocarnos ni ser sujetos de manipulación.
Que uno vive mal y angustiado.