A pesar de las múltiples gestiones de las empresas locales y las promesas de las autoridades económicas, que aseguraban el normal flujo de dólares para que prosperaran los negocios de importación, la Argentina habría comprado del mundo un 32% de fertilizantes cerrado el 2022. De las 4.669.000 toneladas compradas en 2021 se habría caído a solo 3.165.000 toneladas el año pasado.
Un informe de la consultora especializada Ingeniería en fertilizantes (IF) muestra que el descenso brusco de las importaciones de esos insumos se produjo en todas las familias de fertilizantes: la urea (nitrógeno) retrocedió 47%; UAN+TSA (nitrógeno líquido) lo hizo 35%; MAP (fosfato monoamónico) un 21%; DAP (fosfato diamónico) un 40% y Otros retrocedió 19%.
La situación no ha llegado a ser catastrófica porque esta campaña agrícola la demanda de los productores argentinos de fertilizantes también se ha visto muy acotada, en el contexto de una sequía generalizado que complicó las tareas normales de siembra y obligó a los chacareros a ser muy cautos en su estructura de costos, minimizando al extremo los gastos en este tipo de tecnologías.
Esta caída de las importaciones de fertilizantes, que romperá además un ciclo de crecimiento de la fertilización en el país que ya llevaba varios años, se produjo en medio de una fuerte baja de los precios internacionales de esos insumos, que acumula un 30% en el caso de la urea, desde el año anterior. es decir que la Argentina desaprovechó un buen momento para abastecerse de un insumo que -salvo en el caso del nitrógeno- no tiene más remedio que buscar en los mercados internacionales.
Según la consultora IF, el valor de la urea en la primera semana del 2023 fue de unos 650 dólares por tonelada. “El mercado local se encuentra muy activo pese a que estamos en enero, un mes de relativa calma”, indicó el análisis.