Si bien los campos que rodean a la pequeña ciudad correntina de Perugorría venían escapando del fuego, era cuestión de tiempo para que algún foco se desatara en la inmensidad de los pastizales resecos. Pero el rosarino Marcelo Milano, dueño de un campo de 2.000 hectáreas que arrienda a productores locales para realizar ganadería extensiva, no pensó que el primero iniciaría en su propiedad justo cuando estaba a 1.200 kilómetros de ella.
“Veníamos bastante liberados del fuego pero de todas maneras, la zona es un polvorín con la sequía que hay. No se sabe muy bien cómo pero comenzó un fuego incipiente sobre la cuneta del campo y como estaba predispuesto a la quema se me metió adentro de uno de los potreros. Mi gente se dio cuenta cuando empezó a haber humo”, relató Milano a Bichos de Campo.
Inmediatamente después del hallazgo, el grupo de WhatsApp de los vecinos de la zona -muchos de ellos devenidos en bomberos- se activó y comenzó la organización de un operativo que culminó con el ingreso de varios voluntarios al campo del rosarino para contener las llamas.
“Es impresionante la solidaridad y calidad del correntino. Y el mundo ganadero es tremendamente solidario también. Nos ayudamos mucho entre vecinos”, señaló Milano.
A pesar de que el campo cuenta con una infraestructura bastante desarrollada, que comprende varios contrafuegos y pozos de agua con motores para evitar depender de lo recogido por las lluvias, eso no fue suficiente y el fuego se extendió por un potrero de 600 hectáreas.
“Ya estábamos previendo y organizando aviones hidrantes pero lamentablemente está tan detonada la zona centro norte de la provincia que no pudimos conseguirlos. Han llegado dotaciones de muchas provincias, inclusive de Brasil. Es tan extenso Corrientes y tan intenso el fuego que no se da abasto. Por suerte en este caso la gente de la municipalidad se portó fantástico y con los bomberos pudimos controlarlo”, celebró Milano.
-¿Tiene idea de la extensión de las pérdidas en su propiedad?- le preguntamos al rosarino.
-Todavía no hemos hecho el relevamiento porque en la zona comenzaron a desarrollarse los fuegos. Después del mío hubo tres más. Ese potrero tiene 600 hectáreas que dan sobre la ruta. Seguramente todo lo que es alambrado y varillas se perdió porque es lo primero que desaparece. Por suerte no alcanzó a las casas ni a las mangas que tenemos, ni hubo ninguna víctima de animales o de personas.