Todo lo que dijo el flamante ministro de Economía, Sergio Massa, sobre el país que le gustaría tener, donde el ingreso de dólares que se necesitan sea generado por las exportaciones genuinas de energía y proteínas, parece haber quedado en la nada a menos de una semana de su asunción.
Es que Juan José Bahillo, el entrerriano que lo secundará como secretario de Agricultura, confirmó que ni las retenciones ni los cupos de exportación -dos herramientas de intervención estatal que justamente limitan el potencial exportador del agro- serán parte de la discusión con las entidades rurales de la Mesa de Enlace, al menos no en la primera reunión con Massa.
“Lamento no darles las buenas noticias que esperan”, dijo Bahillo tras participar de un encuentro organizado por el Grupo Clarín. Se refería claramente a que ni los cupos de exportación que hoy impone su cartera a los granos básicos -en especial al trigo y el maíz- como a la carne vacuna serán modificados de inmediato.
Escuchá al nuevo secretario:
El gobierno de Alberto y Cristina, desde mediados de 2021, fija de modo unilateral y no siempre de manera transparente cupos de exportación para tres principales rubros de la economía agropecuaria: la carne vacuna y los dos cereales principales, considerados “bienes culturales” de los argentinos. Esto no ha permitido contener, como se argumentaba, la suba de los precios internos de los alimentos ligados a esas cadenas productivas, que por el contrario han registrado subas más elevadas que la inflación.
Pese al estrepitoso fracaso de esta estrategia, los dirigentes de las entidades rurales se ilusionaban con poder discutir la continuidad de esos cepos con la nueva gestión massista, pero por ahora Bahillo parece haber clausurado esa posibilidad.
Otro punto muy cuestionado de la política kirchnerista es la creación del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA) decidida por el ex secretario Roberto Feletti, que planteaba estabilizar el precio del pan común en 250 pesos por kilo, cuando ahora toca los 350 pesos. Para eso el gobierno recauda otros 400 millones de dólares de la soja, que hasta ahora se reparten entre muy pocos molinos. De todos modos, este es un resorte de Matías Tombolini, a cargo de Comercio Interior, y no de Bahillo.
Con este escenarios de negativas cerradas a discutir temas sensibles, los dirigentes de la Mesa de Enlace que esperaban escuchar un plan por parte del ministro Massa para rehabilitar las exportaciones y avivar el clima de inversiones, se tendrán que conformar con poco y nada. Acaso pueden pedir un plan social, como para sortear la crisis.
El secretario de Agricultura, que todavía está definiendo su equipo de funcionarios, solo indicó que entre las ofertas que estudian hacer a las entidades rurales figura mejorar el operativo financiero para que los productores que conservan todavía su soja puedan acceder a un mejor tipo de cambio si deciden desmontar su silobolsa. En vez de que el Banco Central les permita destinar el 30% de esa operación en pesos a la compra de dólares solidarios, podrían hacerlo con hasta el 50%.
De todos modos, los dirigentes del campo ya habían rechazado esa medida, por considerar que era de muy compleja obligación y rechazar la pretensión inicial del gobierno, que o es ayudar a los chacareros a mejorar su rentabilidad sino seducirlos para que vendan su soja, y con ello puedan ingresar más divisas de las aceiteras en las alicaídas reservas del BCRA.