El índice de precios al consumidor (IPC) sigue subiendo fuerte y despierta alarmas, mientras que el presidente Alberto Fernández anuncia una guerra contra la inflación que comenzaría el viernes. Uno de los rubros que más aumentó es el de los alimentos y entre sus ítems se destaca la carne vacuna.
En su informe mensual el INDEC informó que la carne picada aumentó 12%, que otros cortes en torno al 7% y el asado solo subió 2,5%.
El problema de la suba del valor de la carne vacuna que tanto molesta al Gobierno tiene diferentes causas. Por un lado hay una inercia inflacionaria desde hace años, pero además el sector enfrenta una subas de costos que no siempre se pueden absorber.
En el caso de las industrias frigoríficas, a modo de ejemplo, “estamos negociando una paritaria y nos piden 50% de aumento”, explicó Sebastián Bendayán, de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe. El empresario agregó que también aumentaron otros insumos clave como el combustible, otro insumo necesario dentro de las fábricas pero sobre todo para el reparto del producto.
El referente industrial dijo que en este contexto “el precio (de la carne) se volverá a incrementar”, porque no se pueden absorber esas subas de costos.
Uno de los mayores costos de las industrias es sin duda la materia prima, el animal para la faena. La hacienda subió en forma interanual entre 64% y 68%, tomando como referencia los promedios de la primera quincena de marzo de este año y los de 2021 que publica el Mercado de Liniers. Mientras tanto, la carne vacuna al consumidor registró en el mismo lapso un aumentó de 57%. Esa brecha todavía no se trasladó al producto final en la góndola.
Bendayán consideró que “el problema no es el precio sino la pérdida de poder adquisitivo de la gente y la falta de oferta, que tiene que ver con dos cuestiones. Una es más coyuntural: ante la incertidumbre económica y la falta de rentabilidad en el engorde el productor retiene y recría. Y la otra es más estructural: hace años que por las crisis económicas y las intervenciones en los mercados, el stock bovino no crece, al tiempo que desde los 70 a esta parte la población se duplicó. Así hay menos producto para repartir”, sintetizó.
Daniel Urcía, de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales (FIFRA), confirmó que todavía no se trasladó al precio de la carne toda la suba que tuvo la hacienda vacuna.
Si se toma como referencia la primera quincena de noviembre, los precios en el Mercado de Liniers aumentaron 40% en promedio para las categorías novillos, novillitos y vaquillonas, que son con las que se atienden la demanda local. Según el relevamiento de precios del IPCVA en ese período la carne vacuna aumentó menos de 20%.
Urcía dijo que es necesaria una política que fomente la producción ganadera y de carne. “Llevamos 6 años explicando que la alícuota de IVA al servicio de faena genera una distorsión que impacta en los precios. Hace dos que desde el consejo agroindustrial pedimos incentivos fiscales a la mayor producción que no tiene impacto fiscal. Llevamos años explicando que el cambio de valuación de la hacienda sería un estímulo a producir, pero la amortización en inversiones de granjas y feedlots no ven la luz”.
“Así no hay estímulo a la producción, hay más presión impositiva y más desconfianza sobre la macroeconomía. Entonces baja la producción, y cuando la cuenta inversión no crece es porque se están haciendo mal las cosas”, resumió Urcía.
En materia de coyuntura, el directivo de FIFRA indicó que las plantas exportadoras de su entidad seguirán cumpliendo con el acuerdo de precios que pide el gobierno hasta fin de año, aunque aclaró que es necesario que se corrijan “cuestiones administrativas” respecto del otorgamiento de autorizaciones para exportar.
Según Urcía, estas situaciones podrían generar “la competencia desleal de operadores que no liquidan todas las divisas en el país al tipo de cambio oficial”. Esto fue cuestionado ante las autoridades por el consorcio de Exportadores ABC, que amenazó con abandonar el acuerdo de precios.