Si bien en los últimos días cayeron algunas lluvias sobre Corrientes y llevaron mucho alivio a los productores, el daño está hecho y es enorme. Uno de los sectores afectados es el de forestación: los bosques implantados aportaron el 4% de la superficie incendiada de 930 mil hectáreas, y los bosques nativos otro tanto.
Lejos de lamentarse y de ponerse en el lugar de víctima, Reimundo Meabe, referente de la Asociación Forestal Argentina (AFOA) en esa provincia, reconoció que la actividad productiva no siempre se hacen las cosas del mejor modo posible antes de que este tipo de eventos climáticos compliquen las cosas.
En tal sentido, indicó: “Corrientes es una provincia en la que culturalmente se hacen quemas para renovar el pasto, pero no en esta época del año sino en agosto. De todos modos, sí hubo algunos casos de productores que las hicieron y se descontrolaron, pero son casos aislados”.
“Lo que sí creo es que esta situación debe hacernos pensar cómo producimos y cómo vamos a producir en adelante. Esa autocrítica la vamos a tener que hacer todas las actividades y sentados con el Estado. Debe haber una sinergia que permita trabajar en el largo plazo, porque así no se puede seguir”, añadió el empresario forestal.
El referente de AFOA dijo que el sector debe hacer una autocrítica respecto de lo que se hace bien y lo que no. Y destacó que hay sistemas de quemas fríos que se hacen en determinadas condiciones climáticas y que permite evitar incendios o reducir su posibilidad.
“Muchos forestadores hicieron inversiones fuertes, pero hay otros que pusieron las plantas y se fueron sin armar los cortafuegos ni realizar las podas correspondientes. Si yo tengo un vecino que hace las cosas así y se quema es probable que me queme yo. Debemos tener una charla sanamente y llegar a algo lógico para todos y que esto no nos vuelva a suceder”, dijo Meabe.
En cuanto al daño que el fuego causó en la actividad señaló: hasta el 16 de febrero el INTA tenia relevadas 31 mil hectáreas incendiadas, pero “internamente en la Asociación Forestal sabemos que debemos andar en más de 40 mil porque en los días siguientes se quemaron entre 9 mil y 10 mil hectáreas más”.
Corrientes tiene cerca de 500 mil hectáreas forestadas lo que significa que se prendió fuego cerca del 10% del total.
En cuanto a las pérdidas económicas, Meabe sostuvo que a grandes rasgos se pueden estimar en 27.000 millones de pesos, entre los que se cuentan el valor de la madera quemada, más los costos de implantación de esas hectáreas. El daño incluye a la resina, lo a su vez afectó directamente a los trabajadores del rubro, ya que se calcula que se perdieron 400 empleos de resineros.
En Corrientes el 65% de la forestación es de pino y el otro 35% es de eucaliptus. En el caso del pino, el productor dijo que se dieron dos situaciones: los árboles que se quemaron en la copa no se van a recuperar, pero los que se quemaron por abajo tardarán en recuperarse pero no se van a morir.
En el caso del eucaliptus quemado es necesario cortarlo y ver -en función de su diámetro- si se lo puede comercializar, pero en el caso de las plantaciones nuevas que tienen árboles de menor porte no hay nada por hacer frente al daño de los incendios.