La novedad no es que haya aparecido un aceite de oliva adulterado en los negocios locales. No es noticia porque lamentablemente se ha hecho costumbre eso, y la Argentina no escapa a una tendencia que es global. Lo curioso de este caso es que han sido los propios productores, agrupados en la Federación Olivícola Argentina (FOA), los que denunciaron esta competencia desleal, que no solo los perjudica económicamente sino que vulnera la buena imagen del producto.
Una resolución del Instituto Nacional de Alimentos (INAL), que dependen de la Anmat, da cuenta de esta situación, pues prohíbe la comercialización de un aceite de oliva (o mejor dicho, de un falso aceite de oliva) “a raíz de un reclamo de la Federación Olivícola Argentina (FOA) ante el Departamento Vigilancia Sanitaria y Nutricional de los Alimentos”.
El producto trucho se presentaba como “Aceite de Oliva extra virgen marca Los Olivos”. Según la denuncia de la FOA, el producto estaría compuesto por una mezcla de aceite de soja y oliva.
Con las actuaciones oficiales que se desataron a partir de esta denuncia, la provincia de La Rioja informó que el número de registro de la empresa elaboradora del aceite (la RNE) era inexistente. Desde Mendoza y Córdoba también se pronunciaron al respecto: registro falso.
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Así las cosas, no fue difícil comprobar que el aceite de oliva que no era solo de oliva carecía “de autorización de establecimiento y de producto, y estar falsamente rotulado al consignar en su rotulo un número de RNE y de RNPA inexistentes, resultando ser un producto en consecuencia ilegal”.
La resolución del INAL ha sido en este caso la de siempre: se prohíbese la elaboración, fraccionamiento y comercialización en todo el territorio nacional del producto trucho “por carecer de autorización de establecimiento y de producto, y estar falsamente rotulado al consignar en su rotulo un número de RNE y de RNPA inexistentes, resultando ser un producto en consecuencia ilegal”.
La novedad, insistimos, es que esta vez los que hicieron la denuncia fueron los legítimos productores de aceite de oliva. Quizás por este sendero la reacción del estado deje de ser prácticamente la de un mero espectador frente a este tipo de adulteraciones.