El presidente Alberto Fernández se reunió este fin de semana en Beijing con su par chino Xi Jinping para anunciar que la Argentina se incorporará a “la Franja y la Ruta de la Seda”, una iniciativa china para estimular el flujo del comercio y las inversiones que ya tiene más de 140 países adheridos en todo el mundo.
También ratificó financiamiento de entidades estatales chinas a la Argentina por una suma equivalente a 14.000 millones de dólares, parte del cual se empleará para la construcción de dos represas santacruceñas y obras de acondicionamiento del Ferrocarril Belgrano Cargas. Adicionalmente, se procedió a solicitar nuevos créditos (cuando no) por una suma equivalente a 9700 millones de dólares.
Pero los créditos, vale aclarar, no son un “regalo, sino precisamente créditos que, con intereses, deberán ser pagados por la Argentina en algún momento, para lo cual es necesario generar divisas por medio de exportaciones.
Pero la visita de Fernández no concretó ninguna medida de mejora de acceso al mercado chino, que es precisamente lo que se requiere –con ese y otros mercados clave– para poder contar con una economía sostenible.
En ese sentido, en septiembre de 2019 China autorizó el ingreso de harina de soja argentina, pero desde entonces no se exportó un solo gramo de ese producto a la nación asiática porque las autoridades chinas vienen trabando la habilitación de plantas industriales y la posibilidad efectiva de que la harina de soja –el principal producto de exportación argentino– ingrese al país.
Destrabar eso representa una cuestión estratégica para la Argentina, porque con el crecimiento proyectado del procesamiento de soja en EE.UU. el mayor negocio exportador del país ingresa en una “zona de riesgo”.
De hecho, por causas excepcionales, el año pasado Argentina llegó a exportar harina de soja a India, país que ni siquiera tiene habilitado el uso de soja transgénica, mientras que los chinos siguen bloqueando el ingreso del producto.
De todas maneras, las confianza generada por el gobierno de Fernández por parte del gobierno chino no es por cierto la más elevada luego de que el año pasado la Argentina interrumpiera sin previo aviso los embarques de carne bovina congelada.