Los analistas agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) conservaban intactas las esperanzas antes de comenzar a aplicar tijera a sus pronósticos de la cosecha, que habían arrancado preanunciando un nuevo récord para la campaña 2021/22. Pero el milagro no sucedió.
“Esta vez no ocurrió: en el 2021 si hubo un evento de lluvias del 8 al 12 de enero que le daba un punto de giro a la campaña, evitaba los descuentos y llegaba justo a tiempo para cambiar de rumbo al maíz. Por el contrario, 2022 sigue sin lluvias importantes”, comenzaron su informe semanal de la RED Gea. Y de inmediato comenzaron a hachar sus estimaciones.
- De los 56 millones de toneladas de maíz que se proyectaban con un escenario normal hace un mes, la estimación para ese cultivo cayó ya a 48 millones de toneladas. Se habrían perdido ya 8 millones de toneladas. El 14% de lo estimado inicialmente.
- También cayeron las posibilidades productivas de soja. La campaña había arrancado con un pronóstico de 45 millones de toneladas, que ahora se proyecta en 40 millones. Se perderían 5 millones de toneladas.
¿Y por qué semejantes recortes? Explicaron los analistas de la BCR: “Ya van casi 30 días sin milímetros significativos que den auxilio”.
Parece una descripción del infierno. “El maíz sigue sufriendo dos golpes de calor que se han sucedido con apenas una semana de respiro en medio. Temperaturas extremas, baja humedad relativa, días de vientos continuos, una humedad relativa de 10 a 15% y una radiación con valores de watts también extremos son algunas de las variables que se han alineado para poner al maíz de primera contra las cuerdas”.
Comparado con la campaña anterior, la primera estimación de la BCR indica que habrá 4 millones de toneladas menos. “El guarismo tiene en cuenta un total de 7,96 millones de hectáreas sembradas (600.000 más), habrá 1,23 millones que no podrán ser cosechadas para grano comercial”. Son las que ya se están picando en todas las regiones productivas porque ya no vale la pena esperar.
En el caso de la soja, “los retrasos y la severa falta de agua que han sufrido las provincias de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos ponen en duda si podrán sembrarse las 300 mil hectáreas que están pendientes de una siembra total de 16,2 millones proyectada”.
Por ahora, la tijera del GEA es precavida, porque “es alta la preocupación por lo que puede pasar en las próximas semanas”, pero “de darse un importante cambio pluvial durante los próximos dos meses sería posible alcanzar mejores productividades y revertir el sombrío panorama”, se explicó.
De todos modos, mucha de la soja ya está jugada y la estimación se achicó de 45 a 40 millones de toneladas. “Sea que no se concreten las siembras pendientes o aumente la cantidad de hectáreas que no valga la pena trillar, estaríamos ante una posible área de cosecha de 15,4 a 15,6 millones de hectáreas y un rinde nacional más cercano a los 26 quintales”.
Ese rendimiento promedio fue de casi 29 quintales en los últimos cinco años.