Detrás de bambalinas del confirmadísimo cepo a la carne vacuna hay dos funcionarios kirchneristas que, tras haber colaborado activamente para diseñar estas restricciones a la exportación, ahora deberán ocuparse de controlar que se respeten las definiciones. Como en una buena película policial donde la acción sucede en la calle, estos dos policías pueden llegar a excederse de sus funciones naturales. Pero bueno, todo sea por hacer cumplir las reglas.
El gobierno confirmó que habrá siete cortes populares cuya exportación estará prohibida por completo, a excepción de que provengan de las vacas conserva categoría D y E. Pero además se publicó otra norma que otorga un plazo mayor a las plantas de faena para que avancen con el cuarteo de la media res, como en los países más civilizados.
Conociendo a los malandras de la industria frigoríficos, se necesitarán hombres valientes para custodiar que ambas cosas se cumplan. Nuestra dupla de héroes, como en cualquier pareja de policías que patrulla las calles peligrosas de la ciudad, está integrada por un veterano y otro más novato.
El veterano es el actual vicepresidente del Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), el santacruceño Carlos Milicevic. El sabe bien de qué se trata todo esto de los permisos de exportación pues en 2007, cuando el gobierno de Néstor Kirchner cerró por primera vez las exportaciones de carne, era el segundo de Javier De Urquiza en Agricultura y fue quien armó los primeros ROE. Aunque luego fue marginado del gobierno de Cristina Kirchner, su experiencia despierta respeto dentro de Inteligencia Interna de la policía kirchnerista. Dicen que el ministro Julián Domínguez quería correrlo del caso, pero el teléfono sonó y ordenó que lo dejaran tranquilo cumplir con sus funciones como segundo del Senasa.
El novato tiene menos recorrido custodiando los intereses de los contribuyentes, aunque algunas batallas ya le permitieron mostrar que puede dejar sus escrúpulos de lado a la hora de defender el interés general: Luciano Zarich fue el sub-interventor de la aceitera Vicentín en el fallido intento del gobierno por expropiar esa compañía. Gracias a los servicios prestados, la comandancia lo premió en marzo del año pasado con el cargo de director nacional de Control Comercial Agropecuario. Es decir que está a cargo nada menos que de la ex ONCCA, desde donde se administraban los ROE creados por Milicevic.
Esta dupla ya mostró que está tocada por la varita mágica cuando el pasado 10 de diciembre ambos participaron como representantes del Ministerio de Agricultura en el cónclave en el que el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, acordó con los frigoríficos exportadores del Consorcio ABC un aporte extraordinario de carne barata por las fiestas de fin de año.
Estos dos policías ahora tendrán una tarea crucial: deberán controlar que los oscuros empresarios de los frigoríficos no le metan el perro al Estado y cumplan con todas las obligaciones que surgen del nuevo esquema de regulación del comercio exterior de carnes que ellos mismos ayudaron a diseñar.
Zarich debe pagar el derecho de piso y carga con la tarea más difícil, pues en la ex ONCCA se deben recibir diariamente los nuevos ROE o permisos de exportación, que ahora se llaman DJEC. El novato no solo tendrá que analizar si los frigoríficos cumplen con todas las reglas y están en condiciones de exportar los cortes que produzcan a los mercados que los compran. También deberá comunicar de cada pedido de exportación al comisionado Feletti, para que Comercio Interior también de su visto bueno.
Milicevic, que ostenta en el Senasa el poder de policía sanitaria, ahora se ocupará de hacer control comercial en los frigoríficos y pondrá allí a los veterinarios que deben controlar que no haya brucelosis o tuberculosis o BSEy mucho menos vaca loca también a verificar cosas que no le incumben, como si las medias reses que se van a exportar sean efectivamente de vacas de las categorías D y E. Eso responde a una cosa llamada “tipificación”, que en realidad está en la órbita de al ex ONCCA, donde incluso se otorgan las habilitaciones a los “tipificadores”. Pero bueno, ya se sabe, Zarich y Milicevic forman un buen equipo.
“La medida de fiscalizar los cortes o categorías que autorizan o no para exportar es una medida netamente comercial y la va a fiscalizar Senasa, cuando es la ONCCA la que habilita a los tipificadores y la Aduana la que debería controlar las cargas”, dijo un conocedor de la calle y de todas sus trampas, revelando que aquí, en este caso, será la propia policía la que se excederá un poquito en sus funciones.
En la peligrosa calle, a veces no se sabe quién es el bueno y quién es el malo. Los roles se confunden. Por eso también llamó la atención de los observadores que la Resolución conjunta 10 de los Ministerios de Agricultura y de Desarrollo productivo, que es la que dispuso una prórroga de hasta un año para la puesta en vigencia en las plantas frigoríficas de un plan par eliminar la media res y avanzar en el cuarteo, haya asignado a la ex ONCCA de Zarich una función que, al revés de la anterior, correspondería asumir al Senasa.
En efecto, esa norma informa a las plantas de faena que deberán presentar un plan para adecuar sus instalaciones a fin de trozar la media res a… la Dirección de Control Comercial Agropecuario, siendo que se trata de una cuestión más sanitaria que comercial.
Pero ya se sabe, Zarich y Milicevic, el novato y el veterano, conforman un verdadero equipo que tiene la venia de los altos mandos, a quien poco lo informan las formas y no le importa violar reglas para lograre los objetivos. Ellos son dos policías en apuros. Van a cumplir con su misión, no importe que a veces se excedan en sus funciones.