Cuando hicimos esta entrevista a Carlos Almiroty, el histórico presidente de la Cámara Algodonera Argentina, el gobierno todavía no había anunciado la eliminación de las retenciones que castigaban las exportaciones de las economías regionales, cosa que sucedió a fines de la semana pasada. El algodón -una vez más- no recibió ese beneficio y suigue tributando un insólito 5%. Por eso este reclamo aparece en la charla como uno de los pendientes de la agenda algodonera.
Almiroty cree que la eliminación de las retenciones a esa economía regional es una medida justa y de hecho ya estaba solicitando una corrección por el “olvido” de las autoridades, que también afectó al arroz. Afirma que además el sector necesita para consolidar su fuerte recuperación de los últimos años de una macroeconomía sana.
-Desde hace algunos años se huele como un aire de revancha del algodón. ¿Es así como parece?
-Estás en lo cierto. Después de la última gran crisis algodonera, que fue a finales del siglo pasado, cuando hubo dos o tres campañas terroríficas, el algodón queda casi como un objeto de recuerdo y de tradición. del cultivo hablaban los mayores, pero las nuevas generaciones no querían saber nada porque habían visto como sus familias se habían fundido de la mano del algodón.
-Además la soja venia arrasando con todo.
-Frente a la vedette soja hablar de algodón era absurdo. Te fundías y encima tenias la soja, con la que no paras de ganar guita en aquellos tiempos. Así que prácticamente entre 2000 y 2012 casi nos convertimos en importadores, porque por suerte nuestra industria textil a duras penas sobrevivió y teníamos que traer algodón de afuera, principalmente de Brasil, del cual habíamos sido siempre abastecedores.
Mirá la entrevista con Carlos Almiroty:
El titular de la Cámara Algodonera, que proviene de una familia históricamente ligada a la producción y el comercio de este cultivo, percibe que ahora -desde hace dos o tres años- hay un claro “reverdecer” de la actividad, que volvió a sufrir nuevos sofocones con el principio de la pandemia pero se reactivó rápidamente a escala global.
“Después del derrumbe del Covid, cuando se paró todo, el cultivo nos dio una muy grata sorpresa. A las pocas semanas seguíamos teniendo mercado y la cadena algodonera no paró. Luego, de mediados del año 2000 en adelante los precios se empezaron a recuperar. El 2021 volvió a ser un buen año”, resumió el directivo sobre ese tránsito.
En estas últimas semanas finalizaron las siembras del cultivo correspondientes a la campaña 2021/22 y las perspectivas son muy alentadoras. El Ministerio de Agricultura hace un cálculo de que se han sembrado 483 mil hectáreas en las provincias del norte, pero el presidente de la Cámara Algodonera no descarta que se haya llegado a más de 500 mil e incluso menciona algunos cálculos que se arriman a las 600 mil hectáreas.
“La siembra pinta muy bien. Todavía no hay mediciones precisas y el número final lo tendremos más cerca de mayo. Pero si nos guiamos por el run run del mercado, de distintos operadores, se está hablando de un incremento muy grande. El año pasado hicimos 420 mil hectáreas y yo pensaba en 20% de incremento, pues este año serían 500 mil. Pero se habla de números mayores y capaz llegamos a 600 mil”, se entusiasmó Almiroty.
-¿Y vamos a tener mercado para tanta producción?
-Sin duda. Este año tuvimos una cosecha de alrededor de 290/300 mil tonelada de fibra. De eso el mercado local se lleva unas 140 mil toneladas, y hoy ese saldo -que serían 150/160 mil toneladas- estamos muy cerquita de completarlo, está casi todo colocado. Siempre hay algún stock que queda, sobre todo ahora que en el campo todo el mundo retiene todo lo que puede porque no hay moneda. El productor vende a cuentagotas porque no quiere quedarse con pesos en la caja de ahorro.
-Me imagino que el gran secreto para crecer es exportar más. ¿Es posible?
-Hay que tener claro que nosotros no movemos la aguja del mercado. Podemos duplicar nuestra producción y no afectamos a nadie, porque no llegamos al 1 % de las exportaciones mundiales. Tenemos una pequeña ventaja que es estar en el hemisferio sur, y por eso siempre tenemos una ventana comercial interesante cuando terminaron las cosechas en el norte. Ahí aparece el algodón argentino, entre abril y junio, en contraestación.
-¿Y dónde lo vendemos?
-El grueso de la industria textil está en el sudeste asiático y el algodón nuestro va a parar allí: Vietnam, Bangladesh, Turquía. La Argentina ha ido un exportador histórico. La cámara se fundo en 1926, y yo te diría que nuestras exportaciones arrancan por los años 60/70. Así que el comercio mundial algodonero conoce nuestro producto,
-¿Y qué le piden al gobierno para poder crecer?- le preguntamos a Almiroty. Surge el tema de la necesidad de eliminar las retenciones pendientes. Pero además completa:
-Una macroeconomía estabilizada, es decir una macro similar al resto de los países capitalistas.