Dice una definición del diccionario sobre la palabra Rústico: “Que tiene costumbres o modales propios de la gente del campo”.
Sergio Amuchástegui, el fundador de Rústicos, quizás haya pensado inconscientemente en preservar el campo que él conocía, el del sur bonaerense, cuando a comienzos de los años 2000 el avance de la agricultura sobre las mejores tierras de la región comenzó a arrinconar a los vacunos.
Relató Sergio a Bichos de Campo: “Rústicos es un proyecto que se inició en Tres Arroyos, una zona agrícola muy buena. Con el avance de la agricultura, mucha gente se desprendió de las vacas y eran campos muy buenos. Por eso, para poder hacer ganadería había que ser buenos y competitivo. Yo quería generar algo donde se pueda dar valor agregado para que no se vayan las vacas de la zona donde yo vivo. Desde ese punto salió la idea original”.
Por eso salió Amuchástegui a convencer a muchos criadores de la región que tenían mucha tradición y muy buena genética Angus de que había que aguantar la parada y que era mejor hacerlo juntos. “Nosotros somos un grupo de criadores y cabañeros de más de 25 mil vientres de base, se armó un grupo muy fuerte. Acá no competimos contra nadie, competimos contra nosotros mismos tratando de producir cada vez mejor”, describió el fundador de Rústicos.
Escuchá la entrevista con Sergio Amuchástegui:
Lo que hicieron estos criadores fue reunir su oferta para comercializarla de mejor modo, obtener una rentabilidad más adecuada y aguantar el chubasco de una agricultura sumamente competitiva,que parecía arrasar con todo. “Se convirtió en un proyecto importante donde se venden más de 4 mil vientres por año. La base fuerte está en nuestra zona, pero después se fueron sumando algunas cabañas también. Tenemos una clientela muy grande y amigos que fueron invirtiendo en genética a través de los años”, describió Sergio.
Lo que hace la gente de Rústicos es organizar una serie de remates a lo largo del año, pero esa en realidad parece ser una excusa para juntarse, compartir experiencias de campo y desparramar de a poco la genética del sur bonaerense hacia otras regiones. “Se vende mucho para La Pampa, Mendoza, Entre Ríos, entre otras provincia. La comercialización se realiza a través de Alfredo S. Mondino”, contó su fundador.
-Hoy parece ser un momento excepcional para la cría, con precios récords para los terneros y las madres. ¿Por qué se produce esto en momentos en que el negocio de la carne está intervenido por el gobierno?
-Nosotros al comercializar defendemos al que vende, porque el que compra sabe cómo defenderte solo. Es cierto que estamos en un buen momento de precios y es el premio a los criadores que tomaron el camino de la inversión y de apostar a la genética.
-¿Un premio a los rústicos?
-El que está en la agricultura tiene un negocio de corto plazo que te da ganancias o pérdidas. La ganadería es un negocio a largo plazo y el criador es siempre más que optimista, porque cuando compra una vaquillona está pensando en dos o tres años para adelante. El criador por lo general piensa en el país posible y no en que actualmente tenemos. Entonces se juntan el optimismo y la pasión de un criador, porque el criador lo lleva en la sangre. La agricultura no es tan así.