Un informe de coyuntura de la Fundación Mediterránea aborda lo que quizás pueda ser una respuesta a una pregunta que muchos nos hacemos: Después de las turbulencias, ¿Cómo sigue la economía? Encarecimiento del costo del dinero, falta de créditos, déficit interno, crisis cambiaria y la lista de etcéteras de indicadores económicos alarmantes que parecen no tener fin.
Jorge Vasconcelos, Investigador jefe del IERAL (Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana), dependiente de la Fundación Mediterránea, dijo en Bichos de Campo que “lo que Argentina atraviesa es una crisis cambiaria, vinculada a la percepción de que produce muy pocos dólares y al mismo tiempo precisa de dólares para financiar su déficit fiscal”.
“Luego sigue un encadenamiento de circunstancias, tales como el nuevo impuesto a la renta financiera, que junto a un empeoramiento internacional, ocasiona como resultado una pérdida de reservas muy fuerte y una suba del dólar significativa”, añadió.
“Si uno quisiera buscar alguna referencia en el pasado, dentro de la vitrina de crisis argentinas, la más cercana es la de 2011, un año muy malo en términos cambiarios, ya que el Banco Central perdió reservas por 11.000 millones de dólares, lo que derivó en los cepos que duraron 5 años, y que en lugar de solucionar el problema de falta de dólares, lo agravó al extremo”, agregó el economista de IERAL.
Escuchá el reportaje completo a Jorge Vasconcelos:
Vasconcelos describió que “las exportaciones argentinas, que en 2011 estaban en 83.000 millones de dólares, en 2015 terminaron en 56.000 millones. Es decir que el cepo provocó una implosión de exportaciones sin precedentes. Y las reservas del Banco Central de ese año terminaron en 0. Es decir que tenemos la experiencia del 2011 y a su vez tenemos la experiencia del cepo que son el ejemplo perfecto de lo que no hay que hacer en crisis como estas que atravesamos”.
Para el economista, “el déficit del sector externo que tiene Argentina, y no sólo el déficit comercial, es de unos 25.000 millones de dólares al año, cuando nuestras exportaciones no llegan a 60.000 millones de dólares, es decir que el déficit de cuenta corriente del déficit externo representa el 40% de nuestras exportaciones”.
“Si comparamos con el gobierno anterior, aquel entró en el cepo cuando su déficit de cuenta corriente era del 6% de sus exportaciones. De modo que si no fuera por la confianza, la situación de hoy sería mucho más insostenible que la de 2011. Pero debido a todo lo que pasó, siento que esa confianza ya se perdió y para tratar de evitar que el mercado ajustara de modo desordenado, el gobierno acudió al FMI”, remarcó Vasconcelos.
Y reflexionó: “¿Qué esperamos ahora? Tener un ajuste sincronizado que lleve a un tipo de cambio más alto, y donde puede haber más impulso a economías regionales que no pudieron despegar, más la consolidación de sectores como la agroindustria, el turismo y la energía, que pueden llegar a corregir su déficit. Esto implica un ajuste del sector público, y una postergación de obras, pero al mismo tiempo, representa una salida más genuina por el lado de las exportaciones”.