Aunque el énfasis dependerá del resultado de las elecciones del domingo que viene -como muchas otras cosas en el país-, ya es un hecho que el gobierno tiene decidido extender las restricciones a la exportación de carne vacuna más allá de la fecha de vencimiento que tienen los diferentes cepos superpuestos, y que es el 31 de diciembre de 2021.
Se lo dijeron a Bichos de Campo, con reservas, fuentes de la industria frigorífica exportadora, donde ya se están barajando propuestas a pedido de las autoridades del Ministerio de Agricultura. Desde su llegada a esa cartera, Julián Domínguez ha tomado la voz cantante en este asunto, desplazando de las negociaciones a su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Pero allí talla cada vez con más fuerza el nuevo secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, quien ha emprendido un nuevo intento por sofocar la inflación. La carne, se sabe, es una obsesión para todos los gobiernos.
En el Consorcio ABC que agrupa a la mayoría de las empresas dedicadas a la exportación de cortes vacunos, recibieron un pedido para tantear cómo seguir con el cepo luego de fin de año. En ese sector tendrían pensado pedir al gobierno la eliminación de todos los cupos de exportación vigentes, pero aceptarían prolongar en 2022 la prohibición de exportar siete cortes, cualquiera sea la categoría del bovino de origen. Eso dejaría de modo forzoso en el país más del 20% de la carne disponible de cada animal.
El ministro Domínguez fue consultado hace unos días en Río Cuarto por un periodista sobre la continuidad del cepo y prefirió hacerse el distraído, negando incluso la existencia de un cepo. Pero lo cierto es que el negocio lícito de exportar carne está cruzado por una serie de prohibiciones que en principio tienen fecha de vencimiento el último día de este año.
- Hasta el 31 de diciembre está vigente la prohibición de exportar siete cortes vacunos hacia cualquier destino. Son el asado, el vacío, la tapa de asado, la falda, la cuadrada, la paleta y el matambre. En conjunto, representan cerca de una cuarta parte de la producción de carne en un animal faenado. Los frigoríficos aceptarían seguir con este esquema vigente desde junio pasado, aunque adaptando la lista de cortes. Sugerirán quitar la cuadrada de la lista y en todo caso reemplazarlo posiblemente por la nalga y otro corte de pulpa, por razones operativas y de mercado. Aquí pocos consumen la cuadrada, que por el contrario forma parte fundamental de los embarques hacia Israel.
- También el 31 de diciembre debería vender el primer sistema de cupos al 50% que se estableció en junio y que ya se prorrogó en dos ocasiones, pues originalmente vencía el 31 de agosto y luego el 31 de octubre. Mediante este esquema, el gobierno distribuyó el negocio solo entre 63 plantas de faena y dejó fuera de la cancha a medio centenar de exportadores sin planta, en una decisión que raya la ilegalidad y que podría ser cuestionada judicialmente. Por esta vía se estima se pueden exportar algo menos de 20.000 toneladas mensuales de cortes.
- Al llegar al gobierno, el ministro Domínguez creó un nuevo cupo de exportación pero especialmente para la carne de vaca conserva de las categorías D y E, que no tenían mercado en el consumo interno y representaban un buen negocio para criadores de zonas marginales y tamberos, que así se podían deshacer de sus vacas de descarte. Ese cupo también vence a fin de año y representa la posibilidad de exportar unas 4.500 toneladas por mes, aunque en octubre pasado ni siquiera se habría logrado completar ese volumen de embarques.
- Finalmente hay una última cuota con vencimiento al 31 de diciembre que es la que involucra 3.500 toneladas mensuales específicamente de cortes bajo el rito kosher para el mercado de Israel.
- Hasta aquí todo está entre prohibido y cupificado. Lo único que ha continuado “liberado” desde que el gobierno metió mano en el negocio de la exportación de carne han sido los acuerdos con otros bloques o países. En esa lista figuran la Cuota Hilton (29.500 toneladas anuales), la cuota americana (20 mil toneladas anuales), la 481 (unas 6.000 toneladas al año) y otros contingentes arancelarios.
Más allá de esta enredada madeja que lograron construir funcionarios y los empresarios frigoríficos y rurales que pudieron negociar con ellos, en los últimos meses las exportaciones han ido recuperando el ritmo que tenían en el primer semestre del año y en octubre pasado superaron las 45.000 toneladas, un nivel que podría ser tildado de normal.
Por eso, luego de permanecer en silencio durante casi toda la veda (y en casi toda la gestión), el subsecretario de Ganadería del gobierno, José María Romero, publicó un polémico tuit en el que exponía datos oficiales sobre los embarques de carne entre enero y septiembre pasado, en comparación con el mismo periodo de 2020. Según esta mirada, en volumen peso producto las exportaciones habían caído solamente 1,7% entre un año y otro, mientras que en equivalente Res con Hueso el descenso había sido de 5,4%. Pero medidos en dólares, Romero enfatizaba que la reducción de las exportaciones había sido de un ínfimo 0,1%.
Exportaciones carne vacuna 2021 vs 2020
Periodo enero-septiembre
En PP -1.7%
En eq res -5.4%
En dólares -0.1%
Hablando con datos evitamos confusiones!! pic.twitter.com/CtiDLT2sQ1— jmromero (@jmromeroSSG) November 9, 2021
Es bastante mentiroso el análisis del funcionario, ya que -más allá de que las cifras puedan ser las reales- está comparando peras con manzanas, pues el cepo a la exportación comenzó a regir a partir de mayo y por lo tanto recién a partir de allí comenzaron a notarse las bajas en los volúmenes exportados. Lo correcto hubiera sido comparar ambos desempeños, el de 2020 y el de 2021, a partir de mitad de año. Entonces la caída de los volúmenes es evidente.
Pero además la vigencia de restricciones y el engorroso sistema de cupos frenó desde junio el valor de la hacienda al productor, mientras que los precios en dólares cobrados por los frigoríficos crecieron 15/20%. Que un subsecretario de Ganadería aplauda esa transferencia de ingresos provoca vergüenza ajena. Recién después de varios meses de atraso los precios ganaderos comenzaron a recuperar el territorio perdido.