La crisis económica le está pegando de lleno a la venta de productos lácteos en el mercado interno, donde se comercializa cerca del 80% de lo oferta nacional.
La inflación, que desde hace años le gana la carrera a los salarios, está afectando el poder de compra de la población y por eso la venta de productos lácteos cayó 7,9% en el primer semestre del años. Medidos en litros de leche equivalente, la baja fue de 4,2%.
Los datos los publicó el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), en base a estadísticas oficiales del Indec y de la Dirección Nacional de Lechería. La baja expone la crisis económica y pone en riesgo la mejora de precios que los productores tamberos venían obteniendo en los últimos meses.
La crisis se refleja también el tipo de productos que prefieren, o mejor dicho que “pueden comprar” los consumidores. “Es contundente es que las ventas y por ende el consumo, presentan en los últimos años una tendencia a la baja en general y una primarización del mismo (productos más básicos: leches fluidas no refrigeradas, quesos de pasta blanda y yogures bebibles de litro) en detrimento de aquellos productos de mayor valor agregado y por ende económico que obviamente afectan el mix de ventas de la cadena de valor láctea”, dijo el OCLA.
El observatorio subrayó que esto se da por “el fuerte deterioro de los niveles de ingresos reales, fundamentalmente de los segmentos medios de la pirámide de ingresos, lo cual al margen de reducir el volumen de consumo, afecta el valor del mix de ventas haciendo que se facture un menor valor en las ventas internas”.
Por eso se vuelve vital para el sector la salida exportadora. Ese canal comercial sufre el impacto de las retenciones y del desdoblamiento cambiario, pero por ahora no se ha notado una reducción de los volúmenes de venta. En este caso, además, existe un acuerdo firmado entre el gobierno y las principales cámaras de la industria láctea, que consiste en mantener bien abastecido el mercado interno a cambio de que no se apliquen restricciones a las ventas externas, como sucede formalmente con la carne e informalmente con el trigo o el maíz.
En dicho acuerdo, las autoridades se comprometieron a no afectar las ventas externas que este año crecieron en torno a un 20%, absorbiendo la menor porción de la producción que no se puede colocar ene l mercado interno..
De todos modos, a pesar de ese delicado equilibrio, la caída en los niveles de consumo pone en riesgo la mejora de precios de los productores que se vino dando desde fines del año pasado y cuya mejora superó incluso a la inflación. En julio pasado el precio promedio a los tamberos llegó a los 32 pesos por litro de leche.
En el último mes ese incremento se frenó y tanto tamberos como industriales suponen que esa será la tendencia en los meses que vienen, teniendo en cuenta además que se va acercando el pico de oferta de los tambos (por la mejor oferta de pasturas debido a la lelgada de la primavera) y la mencionada reducción de la capacidad de compra del mercado interno.