Hoy 14 de agosto se festeja el Día del Cerealista, es decir, el día de todos aquellos que se encargan de gestionar, todos los años, la comercialización agrícola en las diferentes regiones productivas argentinas.
Pero la realidad es que no hay mucho por festejar porque, sorpresivamente, la Comisión Nacional de Valores (CNV) emitió una resolución que obliga a los Agentes de Liquidación y Compensación (Alycs) a dejar de realizar operaciones no estén bajo el control de la CNV en un plazo máximo de un año.
La norma no tiene mucho sentido porque muchas Alycs, además de realizar operaciones auditadas por la CNV, como las correspondientes a los contratos de futuros de contratos agrícolas y divisas, también realizan corretaje y canjes de granos, algo que no está bajo la órbita de la CNV.
Eso es así, precisamente, porque las empresas agrícolas requieren todos esos servicios, es decir, ventas de granos en el disponible, ventas forwards, canjes y posicionamiento en futuros y opciones.
¿Cuál es el motivo para solicitar algo tan insólito? En los fundamentos de la resolución 898/2021, que establece el nuevo marco normativo, se indica que “se observa la necesidad de establecer limitaciones al desarrollo de aquellas actividades no fiscalizadas por la CNV y ajenas al ámbito financiero que incrementan el riesgo operativo de los Alyc”.
En otras palabras: en lugar de establecer un marco para auditar operaciones que ahora no están bajo la lupa de la CNV, las autoridades de ese organismo prefieren decirles a la Alyc que van a tener que desprenderse de aquellas actividades que no son fiscalizadas por la CNV. Siempre es más fácil pasarle el problema al otro que asumirlo como propio.
¿Qué tendrían que hacer entonces las Alycs que ofrecen todo el paquete completo? La normativa de la CNV no dice nada al respecto, pero está claro que, si quisieran seguir ofreciendo los servicios que el organismo las obliga a descartar, deberían formar una nueva sociedad para ofrecer por medio de la misma los servicios no fiscalizados por la CNV.
Pero, claro, no tiene mucho sentido porque justamente las empresas agrícolas requieren una gestión unificada de su comercialización. Los titulares de las Alycs integrales esperan, en el transcurso del próximo año, que las autoridades de la CNV comprendan que la nueva norma introduce una complicación innecesaria en el sistema de comercialización agrícola.
Si bien la resolución no lo menciona, es muy probable que la misma se haya creado con el propósito de evitar que aparezcan nuevos desfalcos como los generados por BLD y GyT.
Pero la clave –en lugar de buscar el camino fácil de excluir actividades– reside en poder identificar el problema que ocasionó los desastres generados por BLD y GyT (y también por Vicentin SAIC), que no es otra cosa que un mecanismo que permita asegurar que la mercadería, una vez recibida por el operador, no pueda ser empleada por el mismo sin la expresa autorización del propietario, además de verificar, en las operaciones a fijar, que el grano ingresado se contabilice como una deuda comercial.
El “Estado presente” debería representar soluciones para los integrantes del sector privado que, a través de los impuestos, permiten la existencia del misma del Estado. Y no más problemas de los ya presentes.