Darío Billa es un joven productor de Quitilipi, en la provincia de Chaco, que ya se siente cansado de luchar a diario con la inseguridad rural.
Su campo está ubicado a 4 kilómetros del centro del pueblo, muy a mano para los delincuentes, que incluso usan su establecimiento como pasillo para acceder a los demás campos. Por eso se la pasan cortándole los alambrados de su establecimiento.
“Hacen el cruce por nuestro campo, nos roban los tensores de los alambrados, nos cortaron el alambrado liso reiteradas veces. Nos robaron hacienda y a los vecinos también, de a 3 o 4 animales por vez. Esto se volvió algo cotidiano y rutinario. Y cansa, porque no tenemos ni una respuesta del lado de la justicia”, explicó Darío.
Hace pocos días hubo una reunión de productores, funcionarios y dirigentes de diferentes sociedades rurales de la provincia, a quienes se les prometió la puesta en marcha de una fiscalía específica que atienda este tipo de delitos. Pero según contó Billa, todavía no hubo novedades al respecto.
“Hace 10 días atrás nos robaron todos los tensores de un alambrado liso, no ingresaron al campo, dejaron tendido todo el alambrado. Luego los revenden, valen nuevo 500 pesos cada uno. A mí me robaron 10 trinquetes o 10 tiradores, a un vecino 8 y a otro más de 20. Todo en la misma noche”, dijo.
El productor chaqueño comentó que hace pocos meses también le robaron hacienda del campo, previo corte del alambrado correspondiente. Desde entonces decidió modificar el sistema de maneja de la hacienda.
“Después de ese robo nos dedicamos a encerrar cada día los animales y dejarlos cerca de la casa. No es lo mejor, el animal sufre porque no está en monte sino en un lugar descampado, tiene que recorrer cierta distancia y pierde estado corporal. Pero no queda otra, porque si los dejamos a campo esto es tierra de nadie. Los vecinos están haciendo lo mismo. No tenemos otra solución. Nos obligaron a modificar el manejo de la hacienda”, comentó.
El productor señaló que en otro campo que tiene sobre una ruta provincial cercana, y que había dedicado a la agricultura, decidió perimetrarlo con alambrado nuevo para reconvertirlo en ganadero nuevamente. “En una noche nos cortaron el alambrado, para robar tensores con el riesgo de que se escape un animal y produzca un accidente del que seríamos responsables. Eso sin contar el enorme daño económico que nos causan porque es muy caro el alambrado y lo estamos reponiendo de forma continua”.
El productor chaqueño se refirió al trabajo de control y prevención que hace la policía: “La verdad es que se portan muy bien, pero tienen un diámetro de recorrida amplio y les proveen solo dos vehículos y dos motos. Cuando pegan la vuelta de 30 o 40 kilómetros a la redonda, los chorros pasan por otro lugar y hacen lo suyo. Además, cuando agarran a gente que comercializa carne robada, después nunca pasa nada”.