Gustavo Carreño, docente investigador de la Fundación UADE, y Gonzalo García Donadío, que es abogado y contador, acaban de publicar un estudio para determinar la carga tributaria en el precio de determinados productos de consumo masivo en el mercado argentino. En la lista bajo estudio ingresaron verduras y cereales, carnes, pescados, frutas y sus derivados, aceites, lácteos y distintas bebidas con y sin alcohol.
Para hacer el cálculo se tuvieron en cuenta distintos tributos como ser el IVA, impuesto a las ganancias, aportes y contribuciones a la seguridad social, impuestos internos, ingresos brutos, tasas municipales y derechos de exportación.
¿Cuál es el producto que más presión fiscal tiene en el precio de venta al publico?
Finalmente los argentinos no estamos tan locos como parece, porque los productos con mayor incidencia impositiva sobre el precio final de venta son las bebidas alcohólicas como el whisky, el tequila, el cognac u otras bebidas espirituosas con más de 30° de alcohol. En estos casos, la incidencia de los impuestos supera el 65% en lo que pagamos por los productos.
Un escalón más abajo, pues tiene entre 10° y 29° figura el vino, con casi 57% de incidencia.
Los argentinos pagamos muchos impuestos en las bebidas que tomamos, pues en el caso de las gaseosas la incidencia de la carga fiscal llega al 43,5% y desciende a 40% en aguas saborizadas y jugos.
“La carga tributaria sobre el precio final supera el 40% para las bebidas analcohólicas, como consecuencia de sumar los impuestos internos, ubicándose, en cuanto a su importancia relativa, por detrás del IVA, los aportes y contribuciones en materia de seguridad social y del impuesto sobre los ingresos brutos; con alguna excepción en la cual toman el segundo lugar por detrás del IVA”, explicaron los autores del estudio.
La incidencia de los impuestos internos es lo que permite separar al general de las bebidas de los alimentos, que usualmente tienen varios puntos menos de presión fiscal en el precio final de venta. La excepción son los pescados, donde se roza el 40%.
En orden decreciente en cuanto a la incidencia de impuestos aparecen los derivados de frutas y verduras con 35%; los productos lácteos con 33,6%; las carnes preparadas con 32,6%; los aceites y las frutas con poco más de 31%; las verduras y cereales con el 275,%; y las carnes con 27,4%
“Los alimentos sin procesar y gravados a una alícuota del 10,5% de IVA (frutas, verduras y carnes) tienen una carga tributaria cercana al 30% sobre el precio final, afectado en primer lugar por el IVA y luego por los aportes y contribuciones en materia de seguridad social, el impuesto sobre los ingresos brutos, el impuesto a las ganancias y otros tributos de menor incidencia”, dice el trabajo. Como se ve, para los productos alimenticios alcanzados por la alícuota del 21%, la carga tributaria se eleva a un promedio cercano al 35%, llegando en algunos productos a casi el 40%, como el caso del pescado.
¿Y qué jurisdicción podría bajar los niveles de presión fiscal sobre los alimentos si quisiera que estos bajen al consumidor? Claramente la mayor responsabilidad está en el gobierno nacional, ya que “los tributos a nivel nacional son los que muestran un mayor porcentaje de incidencia, siendo superior al 80% del total de la carga tributaria”, define el documento.
Muy lejos, en segundo término, aparecen los impuestos provinciales, mientras que los tributos municipales son los que tienen una menor carga en el precio final del producto. Los autores aclararon que el análisis no contempla el impuesto inmobiliario, lo que aumentaría la carga de tributos a nivel provincial.
Para hacer el cálculos estos expertos tributaristas utilizaron dos metodologías, que no dieron resultados muy diferentes salvo en el rubro frutas, donde sí se registró una diferencia de 5 puntos. La metodología que reflejamos en Bichos de Campo es “una metodología simplificada, cuyo principal sustento son datos que provienen de los Informes Sectoriales publicados por la AFIP en 2019.